San Bernardino, la hacienda caraqueña de café que se vistió de metrópolis

En una Venezuela impactada por la renta del Mene (petróleo), a las faldas del Ávila y muy cerca del cuadrante colonial de una Caracas próspera y en pleno crecimiento, Gustavo Vollmer vio la oportunidad de acobijar a una clase media profesional y moderna que huía de las casas coloniales y no podía optar a las lujosas mansiones del Paraíso, el Country, Los Chorros o La Florida. Así nació San Bernardino, de cómodas y ventiladas quintas, que luego se convirtieron en pequeños edificios de espaciosos apartamentos. Hasta llegar a enormes edificios



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Terrenos de Gamboa en la Hacienda de San Bernardino se dieron el regalo de ofrecer en sus lagunetas sombreadas por bambúes, tintes de esmeraldas, donde se oyeron turpiales y guacharacas y las armonía del “arpa vanada”, arrancadas por aragüeños al “Jarro Mocho” de Vollmer compositor, que no obstante los años transcurridos, reanima con el reír de las maracas y el rezongar de los bordones para demostrar que si aristócrata era el autor, también solía echar sus canitas al aire entre la moza que escobillaba un “golpe” toda llena de gracia como el sol mañanero.


A finales de los treinta la hacienda “San Bernardino” se había convertido en una “isla” agrícola improductiva en medio de exitosas conversiones de similares haciendas cafetaleras en modernas urbanizaciones (La Florida, Campo Alegre, Los Chorros, etc.).
El tiempo del café había pasado para una Venezuela con una economía fundamentalmente petrolera desde la década de los veinte, y la familia Vollmer poseía otras haciendas que le generaban importantes dividendos (haciendas del estado Aragua productoras de azúcar, entre otras).




Club Atlético San Bernardino.. 

Hace más de un siglo, 114 años, la familia Vollmer creó el Club Atlético San Bernardino con el fin de que sus miembros practicaran diversos deportes. El Club estaba situado en terrenos de su hacienda caraqueña, hoy está ahí la urbanización San Bernardino. La practica deportiva fue intensa en ese club. Se jugaba béisbol, fútbol, se realizaban competencias de atletismo, tiro al blanco, ciclismo. En enero de 1902, con la asistencia del presidente de la República, Cipriano Castro, se lleva a cabo un torneo que denominaron Juegos Olímpicos. Hubo entonces competencias de 100 metros planos, salto con garrocha, salto lato, salto largo. También tiro al pichón y juegos de béisbol. En ese club se creo, en mayo de ese año, el primer equipo de fútbol que existió en el país. Al menos del que se tiene documentación. En ese club también surgió la 1era rivalidad en la historia de nuestro béisbol, entre los equipo Vargas de La Guaira y San Bernardino de Caracas. Esa rivalidad fue tan intensa como efímera, pues apenas duró 2 años (1907-1908), tiempo suficiente para estimular el crecimiento de este deporte. El estadio donde la familia Vollmer estableció el mencionado club, quedaba justo a un costado de la iglesia María Auxiliadora de Sarría (Los Salesianos en la Candelaria). A pesar del proceso de urbanización de San Bernardino, el estadio mantuvo actividad. Se jugaba fútbol y béisbol. y su nombre cambió por el de Estadio Brooklyn de Sarría, el mismo que sirvió donde comenzó a jugar pelota el Chico Carrasquel. Ese Club San Bernardino fue el primer centro deportivo que existió en el país. Aún quedan gráficas d la actividad que allí se desarrolló. En parte de los terrenos de ese estadio está hoy día la sede principal del Banco Provincial. Fuente: historiador Javier González
La construcción de urbanizaciones valorizaba el precio de la tierra para ser usada como espacio de vivienda y comercio, y no como medio agrícola, es por ello que Alberto F. Vollmer se asocia con su hermano Alfredo junto a otros empresarios (Julio Blanco Ustáriz y Alfredo y Oscar Augusto Machado) para cambiar el uso de la tierra y llevar a cabo el proyecto de urbanización planeado por su padre Gustavo en 1897, pero que ahora (1939) sería diseñado por el urbanista francés Maurice Rotival.




Avenida Sucre – Urbanización San Bernardino

La empresa constructora tuvo la influencia de varios elementos a la hora de establecer los parámetros urbanísticos que tendría San Bernardino, los cuales permiten describir lo que será finalmente la urbanización, tales como:
a) los objetivos utilitarios de satisfacer la demanda de la pequeña burguesía naciente, que surge de los efectos de la transformación petrolera de nuestra economía, que anhelaba vivir en quintas (idea de casa aislada rodeada de vegetación, sin tener que “sufrir” el ruido de la aglomeración urbana) (Valery, 1990) pero que a la vez no podía costear las grandes casas o palacetes que se habían construido en el Paraíso, o se construían en el Country, Los Chorros y en cierto modo en La Florida. Se pensaba en la idea del suburbio norteamericano de clase media que posee automóvil (la influencia del carro automotor ya era un hecho en la ciudad, la mejor prueba es que fue la causa principal del Plan Monumental de Caracas o Plan Rector, o también “Plan Rotival”), pero sin el problema de las largas distancias que le separan del centro de la capital;




Av Vollmer y Plaza Rubén Darío El edif. de la izquierda era el Normandie. Fue demolido y hoy esta la Torre Normandie.

La tradición histórica y topográfica (quizás podamos usar la palabra “ecológica”, aunque no es de uso común para la época) como zona agrícola rodeada de muchos árboles, las quebradas que bajan de la montaña (Cotiza y Anauco las cuales representan su frontera oeste, Gamboa que la atraviesa, Quebrada Onda o San Lugo que es su frontera este y que la separa de Sarría, etc.), y el estar a las “faldas” del Ávila le daría un valor agregado a la urbanización, siendo el elemento del ornato y la vegetación un factor de demanda a la hora de elegir nuevas viviendas y en las tendencias del urbanismo de la época y por último: la familia Vollmer tampoco deseaba la destrucción de dichas características (Vollmer, 2007);
Citamos anteriormente el creciente uso del automóvil en Caracas, y en el caso de San Bernardino fue tomado en cuenta porque era una zona con características de suburbio y de fuertes declives en la topografía (se hacía difícil que fuera una zona para ser recorrida a pie), de manera que se construirían largas avenidas con una vialidad en dos sentidos, algo que era imposible de lograr en el centro nodal de Caracas, lo cual se sumaría a sus atractivos, además de ser zona aislada y relativamente monumental. Las zonas de esparcimiento serían bulevares y plazas en ciertas partes de la urbanización;





Área del Hotel Avila, un camión cisterna abastece de querosen para la limpieza de las instalaciones las tendencias en el diseño y construcción que se venían llevando a cabo en Caracas desde la década de los veinte fueron tomados en cuenta:

1.-Como muestra de la demanda que existía en el mercado de la vivienda de la ciudad.
2.- Como experiencia en la construcción, en especial la vialidad: superar las estrechas calles de la ciudad colonial que se repitió en las últimas urbanizaciones y seguir ciertas propuesta como las realizadas en La Florida donde se valoró las mejoras en la vialidad, el ornato y el acceso a los servicios (Carballo Perichi, 1991).
3.-La ubicación de ciertos servicios que se dio al construir San Agustín y Los Caobos (urbanizaciones al sur de lo que sería San Bernardino) en la década de los veinte, tales como clínicas privadas (la “Policlínica Caracas” que es la actual clínica Razetti) y clubes recreativos, los cuales se establecieron al norte en la frontera con la hacienda “San Bernardino”; esta práctica fue seguida después al ubicar clínicas y hoteles en la futura urbanización.






Los espacios del Hotel Avila fueron pensados por su arquitectos como posible Palacio Presidencial, pero su propietario, Rockerfeller, optó porque fuera un lugar cercano al centro para turistas y vacacionistas


La elección de Rotival como el que llevaría a cabo el diseño de la urbanización debió responder, no sólo al prestigio que este poseía por ser el principal artífice de la reordenación del casco histórico con el ya citado Plan Monumental de Caracas diseñado por la Dirección de Urbanismo del Gobierno del Distrito Federal (expansión de la urbe mediante la creación de nueva construcción de una avenida gigantesca para la época que formaría parte de toda una visión monumental siguiendo la experiencia “hausmaniana” de París.




La vista parcial de San Bernardino y del centro y suroeste de Caracas fue una de las principales atracciones para turistas y huéspedes del Hotel Ávila

En este plan se le incorporaría el proyecto de San Bernardino que como tantas otras urbanizaciones se le dejó la iniciativa al sector privado), sino también porque dicha visión urbanista que le daría a San Bernardino su gran atractivo estético.
Rotival, antes de ser contratado, le había dado un lugar especial a la zona en su Plan Monumental, por lo cual es imposible pensar que dicha idea no influyó sobre el diseño final. El urbanista dijo en una entrevista



Hotel Ávila, San Bernardino, Caracas, 1949

Cuando Rockefeller me pidió que encontrara un lugar para construir un hotel en Caracas yo encontré 5 y él escogió el del Hotel Ávila, dónde yo quería meter la Presidencia de La República según el Plan que estaba proponiendo para la ciudad. Un poco más abajo pero con una vista magnífica sobre la ciudad. (Frechilla, 2004).

El Hotel Potomac, en San Bernardino, estos espacios, en la avenida Vollmer, frente al Hospital JM de Los Ríos (Hospital de Niños) son ocupados actualmente por un Gamma Express


El proyecto original definitivo y que hemos descrito en cinco factores, se expresa a manera de síntesis en la publicidad que se hizo para atraer a los compradores, aunque la misma parece contradecirse. En ella se exponía:
“A sólo diez minutos de la Plaza Bolívar se ofrece como un inmenso abanico de avenidas sin perspectivas de gran metrópoli” (Valery, 1990).



El Hotel Potomac sirvió de hospedaje a grandes figuras de la canción, la actuación y el deporte. Celebre fue el secuestro del futbolista D’Stefano. Entrada del hotel, año 1963



Años después Maurice Rotival describió los inicios de la urbanización de la forma siguiente:
“Tiene algo de New York entre un gobelino tropical de árboles y flores, sobre el cual domina una soberbia belleza del Ávila. Más que un barrio residencial es una ciudad, una gran ciudad moderna” (Ibídem, 2004).
Se estableció un proyecto con predominio de la vivienda unifamiliar con características de suburbio, con una zona comercial central, y con algunos servicios que requerían cierta lejanía de la ciudad como hoteles y clínicas, así como escasos edificios de oficinas.
En el mismo año de 1939 se habían construido las principales avenidas, y en los cuarenta comenzó la venta de parcelas y la construcción de viviendas. Al mismo tiempo se construyeron los más importantes edificios de servicios:




Centro Médico de San Bernardino. Caracas, 1951


Centro Médico, edificio sede de la Shell, Hotel “Ávila” (1943, proyecto de Skidmore, Owings y Merrill de la escuela “Moderne Architecture”) y el Hotel Astor y amplias vías o el ensanchamiento de algunas ya existentes, y el edificio “Titania” (sede de varios consulados y embajadas: Reino Unido, República Árabe Unida y Colombia) entre otros.
La investigación sobre el proyecto original se completará cuando se puedan consultar los archivos de Alberto F. Vollmer, hasta el momento sólo contamos con lo que hemos descrito hasta ahora.





Centro Medico de San Bernardino. Caracas, 1951

Los cincuenta: consolidación de un estilo


Las características de la urbanización en su morfología arquitectónica y urbana que fueron planteados en el proyecto original que describimos anteriormente, se consolidaron con pequeños cambios a principios de la década de los cincuenta, cuando puede decirse que la mayor parte de las parcelas han sido ocupadas y construidas las viviendas, salvo algunos terrenos aislados, y lo que será luego el “Parque Residencial Anauco” y la ampliación de la avenida Fernando Peñalver.




Edificio de la Shell, en San Bernardino. Actualmente sede de la Comandancia de la Marina.



Los primeros cambios que sufrió el proyecto se debieron a la llegada de un grupo de inmigrantes europeos, familias que vinieron después de la Segunda Guerra Mundial formadas por italianos y españoles mayoritariamente, pero también un grupo de judíos ashkenazies provenientes de Alemania, Austria y Polonia entre otros países.




Dale Badgely, arquitecto norteamericano, diseñó el Edificio Sede de la Shell, en la Urbanización San Bernardino, Caracas

Estos inmigrantes estimularon la demanda de la vivienda multifamiliar lo cual llevó a la construcción de algunos edificios (de poca altura: 3 a 6 pisos, con amplias zonas comunes y la planta baja ocupada por comercios), principalmente en las zonas más cercanas a la avenida principal (Vollmer), la zona baja de San Bernardino




      

Construccion del edifico El Encantado, sede principal de la Electricidad de Caracas


Estos edificios representan en la actualidad, en palabras de la arquitecta Yasodhara Arbelaez, el principal patrimonio de la parroquia en el sentido de ser expresión de toda una diversidad arquitectónica de la llamada “modernidad”, después de la Quinta de Anauco, la cual es el mejor ejemplo del estilo colonial.




Entrada a la Quinta de Anauco, San Bernardino, patrimonio histórico y cultural de Venezuela. Fue un lugar importante para turistas y estudiantes de historia.


La aceptación de la vivienda en apartamentos por parte de los venezolanos será gradual, y se podría decir que ocurrió entre la década de los cincuenta y los sesenta, la consecuencia en la urbanización que estudiamos es una tendencia lenta pero permanente de demanda del mismo que hoy en día se mantiene.




La familia Eraso, sus últimos herederos, donaron la Quinta de Anauco a la nación en enero de 1978. De allí el nombre adoptado por el barrio que se conformó en terrenos de este Monumento: Barrio Los Eraso


En 1946 se crea la Comisión Nacional de Urbanismo, la cual propondrá el Plan regulador de Caracas de 1951 como evolución y ampliación del Plan Monumental de Caracas que ya citamos.
El nuevo plan incorpora un grupo de ideas mucho más modernas (escuelas de Le Corbusier y “los racionalistas”), la cual traza las grandes avenidas y autopistas, y sostiene la fragmentación de la ciudad con base en la separación de usos o “zoning” (en determinados porcentajes de construcción).



El Hotel Astor, con los años pasó a ser un edificio de apartamentos en propiedad horizontal. En primer plano se pueden apreciar Los Venados que durante un tiempo le dieron nombre a la que se recuerda como Plaza La Estrella


La zona de San Bernardino es establecida como residencial de quintas de 500 metros cuadrados o más, dividida en cuatro subzonas: una al norte de la avenida Los Próceres con menor densidad poblacional, la del sur de esta avenida con mayor densidad;una zona central de recreación y verde alrededor de la Quinta de Anauco; y una comercial en torno a la avenida Vollmer.




La forma de estrella en el centro de la plaza, se grabó en la tradición urbana de los caraqueños, quienes aún se refieren al sitio como: La Plaza la Estrella, a pesar de que ya no queda ni la sombra de lo que fue el lugar


Según Martín Frechilla en esta zonificación quedó en la zona o comunidad N° 4 con La Florida, El Bosque y Sabana Grande, siendo esta la más difícil por sus características especiales de valorización, desarrollo, diseño y usos actuales. A su vez se establecía un cálculo del volumen de construcción en función del área de la parcela de terreno, el adosamiento de vivienda, la integración en parcelas, etc.




La plaza Los Venados originalmente estuvo en la entrada a la urbanización Los Caobos, actual Plaza Venezuela. Luego dichas esculturas fueron llevadas a la Plaza La Estrella, donde permanecieron hasta que las exigencias viales la desaparecieron

En los cincuenta, tal como dijimos, se desarrolló la nueva tendencia a construir algunos edificios de viviendas y servicios (los cuales estaban dentro de la nueva visión que le daba el Plan Regulador), en especial los relativos a la salud que siguieron al Centro Médico (avenida Eraso, 1942) como: el Hospital de Niños “J. M. de los Ríos” (avenida Vollmer), la Clínica “Santa Ana” y el Instituto Diagnóstico ambos en la avenida Anauco parte alta, Centro de Especialidades, Clínica de Emergencia para diabéticos entre otras.




Edificio Caribe, Frente a la Plaza La Estrella, Urb. San Bernardino. Caracas

Otros edificios construidos en esta década fue el de la Electricidad de Caracas (avenida Vollmer) obra del arquitecto Tomás José Sanabria que representa una novedad en lo relativo a la funcional arquitectura de oficinas en el trópico, y en la misma avenida: el edificio de la Shell, actual Comandancia de la Armada.




Plaza La Estrella y Edificio Titania, quizás el más emblemático de los edificios de San Bernardino. Caracas, 1957

A finales de los cuarenta y principios de los sesenta una comunidad en especial de inmigrantes e hijos de inmigrantes (los judíos) crecerá rápidamente en la localidad, debido a la construcción de las sedes de su colegio “Moral y Luces “Herzl-Bialik” (1952, obra del ingeniero Nemesio Rodríguez, avenida Agustín Codazzi) y la Unión Israelita de Caracas (1961, obra del arquitecto Rieber con decoraciones artísticas de Ariel Severiano y Harry Abend, avenida Marqués del Toro), edificios que se lograron construir gracias la formación de grupos diversos que realizaron campañas de recolección de fondos (Nassi, 1981).




Años 50. Avenida Vollmer. San Bernardino. Caracas

Al realizar el conteo de los dos principales tipos de vivienda en la urbanización (casas y edificios) junto con otros servicios en el plano de Caracas de 1960, observamos que a pesar de que la casa sería la dominante en la construcción, no se excluyó la vivienda multifamilar como tipo de vivienda; la relación es casi de 6 casas por cada edificio que se construye. Los servicios son escasos salvo en lo que respecta a las clínicas (9) y los colegios (7). Por otro lado, la idea del centro comercial no había llegado a Caracas y tampoco a San Bernardino y las zonas populares no se habían establecido.
En las primeras dos décadas desde que naciera San Bernardino sus características urbanas y poblacionales no habían sufrido grandes cambios, y los que ocurrieron se adaptaron armónicamente a lo que se había planificado en su proyecto original.
Los setenta: ¿una nueva tendencia urbana?
Caracas creció en lo poblacional y urbano desde 1950 hasta 1980 de una manera vertiginosa, lo cual puede observarse en los datos ofrecidos por el arquitecto y urbanista Antonio de De Lisio (2001).



Avenida La Estrella, Restaurante Anatole, frente a este establecimiento quedaba la Discoteca La Haya, lo cual convirtió a la urbanización en un lugar de gastronomía y vida nocturna muy demandada por los caraqueños

Los habitantes se multiplicaron casi cinco veces (de 706 mil habitantes a más de 3 millones) y la tasa de expansión urbana fue de 419 hectáreas por año desde 1950 hasta 1971 decreciendo a 274 hectáreas a partir de este último año.
¿Cómo afectó esta realidad a una urbanización que se encuentra tan cercana al centro nodal de la ciudad?
La principal consecuencia fue la aparición de las zonas populares o barrios, que se construyeron en las áreas verdes que el proyecto original había dejado para la libre circulación de las múltiples quebradas existentes en San Bernardino.




En los límites entre San Bernardino y La Candelaria, el Hotel Waldorf exhibió su arquitectura Art Deco para visitantes y turistas que preferían estar lejos del centro colonial de Caracas

Así fue como entre los años finales de los sesenta y toda la década de los setenta se desarrollaron los siguientes barrios: al noreste está el gran barrio de Cotiza el cual se encuentra en el límite con la parroquia San José en torno a la quebrada Cotiza, se podría decir que la zona Este es la que pertenece a la urbanización, y se subdivide en dos barrio: “Los Lanos” al norte, y siguiendo el curso de la quebrada la zona popular termina en la avenida Panteón en el llamado barrio “Anauco”.
En el curso de la quebrada Anauco están los barrios cercanos a las avenidas Arturo Michelena y Humboldt, son los que se encuentran de norte a sur: los barrios “Bambú” y “Humboldt”.
Enclavados en la urbanización están: el “Fermín Toro” al lado de la avenida que lleva el mismo nombre y “Los Erasos” que se construyó en la zona verde al este de la Quinta Anauco.
En las zonas populares existe la mayor densidad demográfica, y la población era de 6.000 habitantes en total aproximadamente para los ochenta (OCEI, 2003).




El Final de la avenida Urdaneta y comienzo de la avenida Andrés Bello, dividieron San Bernardino y La Candelaria geográfica y hasta culturalmente

La tendencia ya existente de incremento en los servicios relativos al sector salud se aceleró, como muestra de ello se fundaron nuevas clínicas (Hospital de Clínicas Caracas, Clínica “La Esmeralda”, “La Arboleda”, el Instituto Otorrino, etc.), se ampliaron las existentes con los famosos “anexos” (terrenos o casas vecinas a las clínicas que fueron convertidas incorporadas a las dependencia de estas), el número de consultorios creció desde 1976 a 1981: 18 veces los privados y cinco veces los públicos (Briceño León, 1990).
Al revisar los planos de Caracas y realizar el conteo de edificios y casas (ver tabla siguiente), junto con los servicios entre otros podemos comparar 20 años de historia de la parroquia y conocer si el rápido crecimiento de la ciudad la afectó más allá de los servicios de salud y la vivienda informal que ya destacamos anteriormente.


Las cifras señalan que las casas que fueron demolidas para construir edificios en sus terrenos no fue realmente significativo para cambiar sus características urbanas, porque fueron muy pocos los nuevos edificios (80), las casas destruidas se reemplazaron con el nuevo Parque Residencial Anauco. A nivel de viviendas formales San Bernardino no sigue las tendencias de transformación (predomino del edificio) de la ciudad de Caracas y mucho menos de su centro nodal. En lo que respecta a otros servicios si se observa un cambio, en especial los colegios e instituciones educativas que se multiplicaron por tres.

Conclusiones
San Bernardino fue producto de la combinación de varias formas de entender la ciudad, desde las necesidades de la naciente clase media pasando por la Caracas monumental de Rotival (escuela “hausmaniana”) y la Caracas funcional de los arquitectos “modernistas” (del Plan regulador y la especialización por zonas), la de la familia Vollmer (con una tradición del negocio agrícola y valoración de la naturaleza y sus paisajes) y la de los inmigrantes europeos de postguerra.




Las intersecciones de las avenidas Urdaneta y Andrés Bello modernizaron pero a la vez contaminaron y complicaron la tranquila vida de sus habitantes. Al lado derecho de la foto se aprecian los terrenos donde hoy en día (2017) pareciera dormir la pesadilla del atrazo eterno el CC Sambil


Esta mezcla generó un urbanismo peculiar que no se observa en otras parroquias caraqueñas, creando un espacio de extraño híbrido entre el suburbio americano y la urbe europea con tendencias a la especialización en ciertos servicios.

Crema Paraíso, uno de los primeros lugares de comida rápida que conocieron los caraqueños, conserva en San Bernardino uno de sus restaurantes

Nos atrevemos a decir que sus peculiares características lograron una identidad entre sus habitantes, identidad que sirvió de “muro de contención” a las presiones demográficas, comerciales e inmobiliarias que buscaban cambiar su morfología durante los setenta. A pesar de ello, esta realidad que no logró cambiar sus estructuras formales actuó sobre sus espacios más débiles o abandonados (quebradas, retiros, etc.) generando el San Bernardino informal (los barrios). Las zonas populares representan, a su vez, un conjunto de personas y espacios que no pudimos abarcar en esta primera aproximación, pero que requieren un estudio exhaustivo para poder comprender la historia integral de la parroquia.
La especificidad de San Bernardino, además, hizo de ella una isla arquitectónica y urbana para la década de los ochenta (¿lo será hoy en día?), al conservar las principales características de su proyecto original, a pesar del evidente incremento del número de sus clínicas y consultorios, de sus colegios e instituciones educativas, así como de sus barrios.


El Hotel Ávila, sobrevive a los tiempos. Estableció toda una cultura del servicio con la hospitalidad de la Caracas de antaño

En este breve recorrido hemos querido dar un aporte a la historia regional de una parte de Caracas, pero falta mucho por investigar, no sólo su historia más reciente (últimas tres décadas) sino también recabar información a través de la historia oral (relatos de los primeros pobladores y comerciantes), que a su vez se combine con el estudio del catastro y el registro de los comercios.
Finalizamos con una pregunta, que es a su vez preocupación en el sentido del deseo de preservar la memoria urbana: ¿hasta cuándo San Bernardino y sus vecinos podrán soportar el rápido crecimiento de la densidad urbana?



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