Francisco de Miranda










Natalicio de Francisco de Miranda – 28 de Marzo de 1750


Conocido como “el primer criollo universal”, Francisco de Miranda recorrió un periplo revolucionario de América a Europa que lo llevaría a participar directamente en los acontecimientos políticos universales de la época, para finalmente convertirse en precursor del sueño de Hispanoamerica libre
Sus primeras luchas
Francisco de Miranda, nacido en Caracas el 28 de Marzo de 1750, es el Precursor de la Independencia de Venezuela e Hispanoamérica. Hijo del canario Sebastián de Miranda Ravelo y de la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez. Es el primer venezolano universal. Sus armas las desplegó en tres continentes: África, Europa y América, y fue combatiente activo en los tres acontecimientos más importantes de su época: la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y la Independencia de Hispanoamérica.
En 1762, inicia estudios de “clase de menores”, en la que recibe clases de Latín, Gramática y Catecismo, en la Universidad de Caracas. Poco antes de cumplir los 21 años, se embarca rumbo a España, deseoso de servir en el ejército real, el 25 de enero de 1771.
En Madrid se dedica al estudio de las matemáticas, de los idiomas francés e inglés y de geografía. Empieza a constituir una biblioteca con obras de filósofos y enciclopedistas famosos de la época, varias de ellas prohibidas por la Inquisición. En 1772, solicita del Rey una plaza de oficial en el ejército, y la obtiene. Así empieza su carrera de militar como Capitán del Regimiento de Infantería de la Princesa. Entre 1773 y 1775 presta servicios militares en Madrid, Granada,, Melilla (Norte de África) y Cádiz. Es cuando conoce al coronel Juan Manuel Cajigal, y en Cádiz conoce a quien sería su amigo de toda la vida, John Turnbull. En Cádiz se embarca el 28 de abril de 1780, en la expedición a La Habana. Allí es nombrado Capitán del Ejército de Aragón y Segundo Ayudante del General Cajigal.
En 1781, su conducta en la toma y capitulación de Pensacola, le vale ser ascendido a Teniente Coronel. Cajigal, nombrado gobernador de Cuba, lo envía a la colonia británica de Jamaica entre agosto y diciembre de 1781, para realizar un canje de prisioneros.
En abril de 1782, participa en la expedición naval española que sale de Cuba para conquistar las Bahamas, posesión británica. Como Edecán del general Cajigal, negocia la capitulación de esas islas con el almirante inglés el 8 de Mayo. Tiene que enfrentarse a las intrigas y denuncias: es acusado por el Tribunal Inquisitorial de Sevilla por retención de libros prohibidos y pinturas obscenas. También le acusan de que en junio de 1781, permitió visitar las fortificaciones de La Habana al general inglés John Campbell. 


De América a Europa: un periplo revolucionario

Tiene que esconderse para evitar una injusta prisión y se embarca a los Estados Unidos. Aquí llega el 10 de julio de 1783, y su estadía durará casi 18 meses. Se dedica a estudiar el proceso de la Revolución Norteamericana y frecuenta a prominentes ciudadanos, entre ellos a Jorge Washington, Alexander Hamilton, Henry Knox, Samuel Adams y al marqués Gilbert de la Lafayette. Años más tarde escribió: “Aquí fue que, en la ciudad de New York, se formó el proyecto actual de la Independencia y libertad de todo el continente americano, con la cooperación de Inglaterra…”. 
 
En diciembre de 1784, se embarca para Inglaterra, siempre con el propósito de conseguir ayuda para independizar Hispanoamérica. 

Es una época en que Miranda se dedica a perfeccionar su cultura, forma su personalidad metódica y disciplinadamente en las más variadas ramas del saber. Llega a conocer las principales lenguas de Occidente, traduce del latín y del griego, su curiosidad es insaciable. Se convierte así en la personalidad romántica y universal típica de la época de la Ilustración. 
 
Durante 4 años (1785-1789), emprendió un largo viaje por Europa. Gracias al diario que lleva, dejó tal vez la más completa información sobre el Siglo de las Luces, hasta merecer ser considerado “el mejor memorialista de su tiempo”. En ese recorrido visita Holanda, Sajonia, Bohemia, Hungría, casi toda Italia y Grecia, donde describe numerosos lugares de interés histórico, religioso, artístico o social. Pasa al Asia Menor y al Imperio Turco (Constantinopla) y, antes de fines de 1786, se encuentra en Rusia, donde hace amistad con el Príncipe Potemkin. 

En Kiev, el 14 de febrero de 1787, es presentado a la Emperatriz Catalina, que hace de él uno de sus predilectos, y le autoriza a usar el uniforme del ejército ruso. Visita Moscú y San Petersburgo; pasa por Finlandia y llega a Estocolmo, donde es recibido por el Rey de Suecia, Gustavo III. Sigue a Oslo y Copenhague. Mientras tanto, el gobierno de Madrid hace vigilar a Miranda, cuya extradición se propone solicitar. Continúa su viaje por Hamburgo, Bremen y Holanda, donde se hace llamar el señor Meroff. Luego va a Bélgica, Alemania, Suiza y el Norte de Italia. 

De Ginebra pasa a Lyon (Francia) y el 16 de febrero de 1789 se encuentra en Marsella. Sale para el centro y norte de Francia, hasta París, y regresa a Inglaterra el 18 de junio del mismo año. En Londres, reanuda sus conversaciones con el Primer Ministro William Pitt y Lord Grenville sobre la proyectada emancipación de Hispanoamérica, presentándoles planos y estudios de operaciones militares posibles.

Gloria y prisiones en Francia

Se dirige a Francia, en plena revolución. Llega a París el 23 de marzo de 1792, y entabla enseguida relaciones amistosas con el alcalde de la ciudad y los diputados girondinos. El Ministro de Guerra le ofrece un alto grado en el Ejército Revolucionario. El 1º de septiembre es nombrado Mariscal de Campo, pero explica que ha aceptado ese rango porque piensa promover así la causa de la Independencia de Hispanoamérica. Poco después es Segundo Jefe del Ejército del Norte, cuyo máximo jefe es el General Carlos Dumouriez. 

En octubre es ascendido a general de los ejércitos de la República Francesa. El gobierno de París se propone enviarlo a Saint Domingue (Haití), a fin de someter a los esclavos y mulatos que luchan por su libertad y la de su patria, pero Miranda rechaza esa misión. Dumouriez, que ya está traicionando a sus jefes y piensa pasarse al campo monárquico, denuncia a Miranda como responsable de las recientes derrotas sufridas en el campo de batalla. 

El 28 de marzo de 1793, está Miranda en París, listo para comparecer ante la Convención y denunciar al traidor Dumouriez. Las rivalidades entre los revolucionarios, sin embargo, lo conducen ante el Tribunal Criminal Revolucionario, cuyo acusador público es el terrible Antonio Fouquier Tinville, quien le dicta auto de detención. Aquí comienza su largo calvario en las prisiones de París: primero en la Conserjería, de donde salen todos los que van a la guillotina, luego La Force, y La Madelonette. Defendido por el abogado Claudio Chauveau-Lagarde, recobra Miranda su libertad el 16 de enero de 1795. Reanuda su vida social y conoce a Napoleón Bonaparte, quien dice de él: “Tiene el fuego mágico en el alma”. Perseguido de nuevo por la Convención y el Directorio, es detenido, puesto en libertad, y tiene que vivir en la clandestinidad.


El sueño de Hispanoamérica libre

El 22 de diciembre de 1797 firma, con Pablo de Olavide, la llamada Acta de París, donde asume la representación de la América Meridional Independiente. 

En enero de 1798, regresa a Londres, donde reanuda sus gestiones con el primer Ministro Pitt y el gabinete británico, en torno a las operaciones militares en Hispanoamérica. De su intensa actuación en Francia han quedado su nombre en el Arco de Triunfo de París, su retrato en el Palacio de Versalles, y su estatua en el campo de batalla de Valmy. A fines del 98, y comienzos de 1799, Miranda aprovecha el regreso al Nuevo Mundo de varios criollos americanos, para difundir el ideario de la emancipación. Hace imprimir en francés la Carta a los Españoles Americanos, del jesuita peruano Juan Pablo Viscardo y Guzmán. Aún sin el apoyo de Inglaterra y Estados Unidos, piensa viajar a la Isla de Trinidad, con el propósito de promover desde allí la lucha emancipadora. Pero el gobierno inglés le niega el pasaporte, mientras es traicionado por su secretario Luis Duperon. 

A principios de 1800, vive en Londres con su ama de llaves, Sarah Andrews, que le dará dos hijos, Leandro y Francisco. Desde allí, le escribe dos cartas a Napoleón, y éste le concede el permiso tácito para que vaya a París, donde arriba el 28 de noviembre de 1800. 

Es expulsado de París por algunas intrigas e intereses contrapuestos en el gobierno francés, y al regresar a Londres, en 1801, continúa sus gestiones en pro de la Independencia de Hispanoamérica. Prepara su famoso bosquejo de gobierno provisional y régimen federal, con sus Cabildos, Asambleas provinciales, la Dieta Imperial y la figura de los máximos gobernantes, los Incas. También prepara un reglamento militar, una proclama A los pueblos del Continente Colombiano alias Hispanoamérica y, finalmente, el plan de invasión del Continente. 

En 1802, se traslada a la que iba a ser su residencia definitiva en Londres, la casa Nº 27 de Grafton Way, hoy en día propiedad del Estado venezolano. En 1803, a pesar de las promesas del gabinete británico, no puede realizar la expedición que quiere dirigir hacia Trinidad como base de sus operaciones en América. 
 

Al fin, la acción invasora

En 1805, hace sus preparativos para marcharse. Redacta su testamento, nombrando por albaceas a sus amigos John Turnbull y Nicolás Vansittart. Ordena que su archivo Colombeia sea trasladado a Caracas, lega sus clásicos griegos y latinos a la Universidad de Caracas y sus demás bienes situados en Caracas, Londres y París a sus hermanas y sobrinos, para que sean aplicados a la educación de su hijo Leandro, y para su mujer Sarah Andrews. 

Después se embarca rumbo a los Estados Unidos; visita al Presidente Thomas Jefferson y al Secretario de Estado James Madison, quienes lo oyen pero no se comprometen formalmente en la expedición que está preparando. Miranda, con la ayuda de algunos amigos, logra armar el bergantín “Leander” -el mismo nombre de su hijo-, y zarpa para Jacmel, Haití, el 2 de febrero de 1806. En el puerto haitiano, se le unen las goletas “Bee” y “Bacchus”. El 12 de marzo ondea por primera vez la bandera tricolor (amarillo, azul y rojo) creada por él, en el mástil del “Leander” anclado en la Bahía de Jacmel, y se dispone a invadir tierra firme por Ocumare. El 28 de abril ocurre el combate naval frente a Ocumare: los navíos españoles obligan al “Leander” a retirarse y capturan a las goletas “Bee” y “Bacchus”, con 60 prisioneros, 10 de los cuales son condenados a muerte. 
 
Miranda no se da por vencido, y luego de reagruparse en Trinidad, desembarca en la Vela de Coro el 3 de agosto de 1806, toma el fortín, iza la bandera tricolor, y entra en Coro el 4 de mayo. La población reacciona con frialdad, muchos evitan comprometerse, y otros prefieren huir al campo. Luego de 10 días de inactividad, Miranda decide abandonar Coro: pasa a Aruba y vaga por algunas islas del Caribe, antes de regresar a Inglaterra, falto de apoyo. 

El 31 de diciembre de 1807, regresa a Inglaterra y reinicia sus gestiones ante el gabinete británico durante los primeros meses de 1808. Logra que los ingleses armen una expedición americana al mando de quien será más tarde el duque de Wellington, pero la invasión de España por Napoleón altera los planes. A Miranda sólo le queda el recurso de redactar un periódico y escribir hojas de agitación a los Cabildos y a personajes criollos de Caracas, Buenos Aires y otras poblaciones incitándoles a formar Juntas de Gobierno Independientes. 
 

Su aporte a la independencia de Venezuela

En este predicamento le sorprenden los sucesos de Caracas de abril de 1810. El 14 de julio de 1810, arriban a Londres los comisionados de la Junta Suprema de Gobierno de Caracas, Simón Bolívar, Luís López Méndez y Andrés Bello. Gracias a sus numerosos contactos con gobernantes y personalidades, la comisión venezolana despliega una gran actividad diplomática. Bolívar y López Méndez (que es familiar suyo) lo persuaden de regresar a su ciudad natal. El 10 de diciembre de 1810, después de hacer escala en Curazao, llega a La Guaira, donde es recibido personalmente por Simón Bolívar, en medio del júbilo de la población. Días después, Miranda es nombrado Teniente General de los Ejércitos de Venezuela. Figura entre los principales promotores de la Sociedad Patriótica y, en 1811, se incorpora al Congreso Constituyente. 

En las sesiones del Congreso, Miranda está al lado de los sostenedores de la inmediata declaración de independencia, proclamada el 5 de julio de 1811. La nueva República adopta como pabellón nacional la bandera tricolor traída por Miranda en 1806. 

La República vive días azarosos. Hay discordias internas, fracasan muchas medidas económicas como la del papel moneda, y comienzan las conspiraciones por el restablecimiento del dominio español. Coro se levanta, otro tanto lo hace Valencia en julio de 1811. Contra la sublevación valenciana, el Ejecutivo designa a Miranda como Jefe del Ejército. El alzamiento es aplastado. 

Al suscribir la Constitución Federal, Miranda expresa algunas reservas porque la considera poco adecuada a las circunstancias de la República naciente. 
 
La situación empeora. En 1812, a raíz del terremoto que destruye buena parte de Caracas y otras ciudades, aumenta la amenaza de insurrecciones de los descontentos españoles y de muchas cuadrillas de esclavos de las haciendas cercanas. Desde Occidente, un arrojado capitán español, Domingo Monteverde, logra levantar un ejército que avanza hacia la Capital. Miranda recibe, entonces, del Ejecutivo Federal poderes dictatoriales, como Generalísimo, Jefe de Tierra y Mar de la Confederación de Venezuela. 

Miranda traza su plan de operaciones, confiando en que el tiempo le permitirá imponer la disciplina necesaria en las bisoñas tropas republicanas, y ver desgastarse al enemigo, falto de pertrechos y abastecimientos. Pero, las intrigas de buena parte del mantuanaje criollo, la oposición que encuentra hacia varias de sus actitudes políticas, el temor sembrado en la población por el fanatismo religioso, la desorganización e indisciplina entre las fuerzas armadas que le hacen perder principalísimas posiciones como la plaza de Puerto Cabello, lo llevan a la arriesgada decisión de proponer a su contendiente español Monteverde la suscripción de un armisticio y una eventual capitulación. Monteverde, en realidad, no cumple lo pactado, desata el terror, y un grupo de patriotas, entre los cuales se cuentan Simón Bolìvar y Miguel Peña, deciden aprehender a Miranda, cuando éste se proponía embarcarse para Curazao a fin de organizar la reconquista republicana desde Cartagena. 

Las autoridades españolas lo remiten prisionero al castillo de Puerto Cabello. Resultan inútiles sus peticiones a la Real Audiencia de Caracas en solicitud del cumplimiento de los acuerdos de capitulación. Por el contrario, es llevado a la fortalzeza de El Morro en Puerto Rico, y a fines de 1813 conducido a España, donde es encerrado en un calobozo del arsenal de La Carraca, cerca de Cádiz.
Aislado totalmente del mundo exterior, Miranda sufre un ataque de apoplejía, que lo paraliza y termina por causarle la muerte en la madrugada del 14 de julio de 1816. Sus restos fueron sepultados en una fosa común. 

Francisco de Miranda quedó para la eternidad como uno de los precursores más sobresalientes del concepto de América como unidad, vale decir, como motor de una unidad de lucha, como elemento nítido de una estrategia planetaria. Es el primero que logra la perspectiva justa, la visión exacta y propone un nombre cabal, Colombia, el continente Colombiano. La razón de su vida: “La Independencia y Libertad del Continente Colombiano”.
Fuente: http://www.venezueladigital.net/biografias/miranda.html Nace en Caracas el 28.3.1750
Muere en España el 14.7.1816 

Francisco de Miranda
Ilustración realizada por Francisco Maduro 


¿Quién es este ilustre venezolano del que dijo Napoleón: ". .. Este Quijote, que no está loco, tiene fuego sagrado en el alma..." Y al que el mismo Bolívar calificó como: "... el más ilustre colombiano..."¡Quién es este personaje cuyo nombre está grabado en el Arco del Triunfo; su retrato colocado en la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles y su estatua erigida frente a la del General Kellerman en el propio campo de Valmy, en Francia? ¿ Quién es en definitiva este hombre, que a lo largo de su vida estableció estrechas relaciones con personajes de la talla de Bolívar, Napoleón, Andrés Bello, William Pitt, O' Higgins, Sucre, Catalina de Rusia, Wellington, Dantón y San Martín, entre otros? 

Sus años en Venezuela: El rechazo

Francisco de Miranda nació en Caracas el 28 de marzo de 1750. Hijo del canario Sebastián de Miranda Ravelo y de la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza. A los doce años inicia estudios en la "Clase de Menores" de la Universidad de Caracas. Durante dos años estudia latín, la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda. Desde 1764 a 1766 cursó la "Clase de Mayores", profundizando sus conocimientos del latín a través del estudio de los clásicos de Virgilio y Cicerón. Asimismo, el curso requería nociones de historia, religión, aritmética y geografía. Finalmente cursa "Artes", completando su educación con estudios de lógica, física y metafísica, obteniendo el título de Bachiller en 1767. 


El nombramiento de su padre como Capitán de una Compañía de "blancos isleños" en 1764, produjo un fuerte rechazo de la sociedad "mantuana", expresión del conflicto que enfrentaba a los"blancos españoles y a los "blancos criollos", preámbulo de la lucha de Independencia Hispanoamericana. Ante tal circunstancia, decide marcharse en 1770 a España para servir al Rey. 


25 de enero de 1771: Comienzo de una etapa trascendental en su vida 

El 25 de enero de 1771, sin haber cumplido todavía los 21 años se embarca para España, con el propósito de servir en el ejército real, dando con esto inicio a un largo periplo que lo llevará a combatir en tres continentes: África, Europa y América; y, a participar en tres de los eventos más importantes de la historia universal contemporánea: la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y la Revolución de Independencia Hispanoamericana. 

En 1772, con la obtención del Rey (Carlos III) de un puesto como oficial en el ejército español, dará inicio a una rápida y ascendente carrera militar que comienza como Capitán del Regimiento de Infantería de la Princesa. El año siguiente está de guarnición en las posesiones españolas del Norte de África y participa luego en la defensa de Melilla (1774-1775) contra las fuerzas del Sultán de Marruecos y en la expedición contra Argel (1775). Nombrado capitán del Regimiento de Aragón y Edecán del general Juan Manuel Cajigal, en 1781 acompaña a éste con las tropas españolas que refuerzan el sitio puesto a la plaza de Pensacola, ocupada por los ingleses en la Florida Occidental. Su conducta en la toma y capitulación de esta plaza en mayo de 1781, le valen ser ascendido a teniente coronel. Es en Pensacola, contexto de la independencia norteamericana, donde Francisco de Miranda concibe por primera vez la idea de una gran patria libre para Hispanoamérica, a la que llamaría poco después Colombia o Colombeia. En abril de 1782 participa en la expedición naval española que sale de Cuba para conquistar las islas británicas de las Bahamas. Como Edecán del general Cajigal negocia la capitulación de esas islas el 8 de mayo. De ahí se traslada a Cabo Francés (Haití), donde tendrá que enfrentar por primera vez, las denuncias e intrigas, que siempre rodearon su vida. Se le acusaba que en junio de 1781 había permitido la visita del general inglés Campbell a las fortificaciones de La Habana, por lo que es arrestado, y liberado gracias a su amigo Cajigal. De regreso a La Habana tiene que esconderse para no ser sometido a prisión, embarcándose hacia Estados Unidos (1.6.1783.) donde pasará 18 meses. Allí estudia el proceso norteamericano, frecuentando a prominentes ciudadanos como Jorge Washington, Alexander Hamilton, Thomas Paine y Gilbert M. de La Fayette; esbozando su primer proyecto de Independencia para todo el continente Hispanoamericano. En diciembre de 1784 se embarca a Inglaterra, siempre con el propósito de conseguir ayuda para sus proyectos independentistas. Sin embargo, el momento no es el más propicio y Miranda se dedicará a perfeccionar su cultura, que llegará a ser imponente. Miranda llegó a dominar 6 idiomas, y traducir del latín y griego. Con el tiempo construyó en su casa de Londres, una biblioteca conformada por más de 6.000 volúmenes, muchos de ellos representativos de la cultura del Siglo de las Luces (Diderot, Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Locke, Hume). 

Durante 4 años (1785-1789), emprende un largo viaje a través de Europa. Visita parte de Holanda, Prusia, casi toda Italia, Alemania, Francia, Suiza, Bélgica y Grecia. Pasa al Asia Menor y al Imperio Turco (Constantinopla). En Kiev, el 14 de febrero de 1787, es presentado a Catalina de Rusia que hace de él uno de sus predilectos y le autoriza a utilizar el uniforme del ejército ruso. En este período el gobierno de Madrid hace vigilar a Miranda, preparando su extradición. Para escapar a las persecuciones de la corona española, usa el nombre de Monseiur Meyrat. El 18 de junio de 1789 regresa a Inglaterra donde reanuda conversaciones con el Primer Ministro William Pitt, sobre la proyectada emancipación de Hispanoamérica, presentándole planes y estudios de operaciones militares en América. La indiferencia de Pitt ante sus planes, obligará a Miranda a buscar nuevos horizontes para la realización de su ideal independentista continental.


El 23 de marzo de 1792 llega a París, donde establece estrecha amistad con el alcalde de la ciudad, Jerónimo Petión. El 25 de agosto de 1792 es nombrado Mariscal de Campo del Ejército Revolucionario francés, cargo que acepta Miranda como medio para promover la causa de independencia hispanoamericana. En poco tiempo cosecha grandes éxitos militares. Al mando de una división, obliga a retroceder el 12 de septiembre de 1792, en las batallas de Morthomme y Briquenay, a las fuerzas prusianas; las cuales se retiraran de manera definitiva el día 20 del Campo de Valmy. En octubre se encarga como petición de Carlos Dumuriez de los ejércitos del norte. Acto seguido ocupa Amberes y toma el mando del ejército en Bélgica. Se ve obligado a levantar el sitio de la ciudad de Maastricht (Holanda). La derrota de Neerwinden (Bélgica) le obliga a retirarse. Estos reveses militares serán utilizados por Dumuriez, quien pensaba pasarse al enemigo (los austríacos) para acusarlo de traición ante Dantón y la Convención Francesa El 28 de marzo llega Miranda a París, para comparecer y enfrentar los cargos en su contra. No obstante, los hechos darán un giro inesperado, cuando la rivalidad entre girondinos y jacobinos lo lleven ante el Tribunal Revolucionario, ante el cual hace una magistral defensa que le permite evitar la guillotina y ser liberado el 13 de enero de 1795.


El 15 de enero regresa a Londres, donde reanuda sus gestiones con el primer ministro Pitt y el gabinete británico, así como con las autoridades norteamericanas para lograr la ayuda necesaria para la ejecución de su plan de operaciones en Hispanoamérica. Al no concretarse ni la ayuda británica, ni la norteamericana, emprende Miranda con la ayuda de algunos amigos una expedición a bordo del bergantín Leander (por el nombre de su primer hijo Leandro) el 2 de febrero de 1806 hacia Jacmel (Haití). En el puerto haitiano se unen al Leander las goletas Bee y Bacchus. El 12 de marzo es creada por Miranda la bandera tricolor (amarillo, azul y rojo). Desembarca en La Vela de Coro el 3 de agosto de 1806, toma el fortín e iza la bandera, lo cual hace también en la ciudad de Coro, pero donde no recibe el apoyo de los pobladores, retirándose ante la amenaza realista. 




Monumento a la bandera
Vela de Coro 

10 de octubre de 1810: La empresa definitiva

El 10 de octubre, luego de conversaciones en su casa de Londres (n° 27 de Grafton Way) con los comisionados de la Junta Suprema de Gobierno de Caracas (formada por Andrés Bello, Simón Bolívar y Luis López Méndez), Miranda decide regresar a Venezuela. El 10 de diciembre del mismo año, después de hacer escala en Curazao, llega a La Guaira. Es nombrado teniente general de los ejércitos de Venezuela el 31 de diciembre de 1810. Impulsa la instalación de la Sociedad Patriótica y en 1811 se incorpora al Congreso Constituyente. Sostiene la necesidad de declarar la Independencia definitiva, lo que se realiza el 5 de julio de 1811, adoptándose como bandera nacional la traída por Miranda en 1806. A raíz del terremoto del 26 de marzo de 1812, y la derrota de Bolívar a manos de Domingo Monteverde en Puerto Cabello, Miranda comenzará una serie de negociaciones con los realistas, que concluirán con la Capitulación de San Mateo el 25 de julio de 1812 y la pérdida de la Primera República.


El fracaso del primer intento de independencia de España por parte de Venezuela, y el creciente rechazo hacia su persona, hacen renunciar a Miranda a su cargo de General en Jefe de Tierra y Mar de la Confederación de Venezuela. Durante la noche del 30 al 31 de julio, cuando se preparaba a embarcarse en La Guaira rumbo a Curazao, un grupo de militares y civiles (entre los que se encontraba Bolívar) lo arresta, acusándolo de traición. Poco después de su arresto, las fuerzas realistas entran a La Guaira y se apoderan de él. El 4 de junio es trasladado a la fortaleza de El Morro en Puerto Rico, y a fines de 1813 llevado a España. A principios de enero de 1814 está encarcelado en un calabozo del Fuerte de las Cuatro Torres, en el arsenal de La Carraca, donde morirá en la madrugada del 14 de Julio de 1816. Dando fin a la vida del primer venezolano universal, el precursor de la Independencia Hispanoamericana y el "criollo más culto de su tiempo".



Miranda en La Carraca
Arturo Michelena 




Referencia Bibliográfica
BRICEÑO IRAGORRY, Mario. Don Francisco de Miranda, maestro de Libertadores. Trujillo, Ejecutivo del Estado, 1950;
BRITO FIGUEROA, Federico. Miranda, pasión de la libertad americana. Caracas, Universidad Santa María, 1981;
COVA, Jesús Antonio. Francisco de Miranda, el precursor de precursores. Caracas, Imprenta Nacional, 1950;
PARRA PÉREZ, Carracciolo. Historia de la Primera República de Venezuela.Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1992;
POLANCO ALCÁNTARA, Tomás. Francisco de Miranda: ¿Don Juan o Quijote?. Caracas, Ediciones G.E, 1996;
SALCEDO BASTARDO, José Luis. Crisol de americanismo: la casa de Miranda en Londres.Caracas, Lagoven, 1980;
USLAR PIETRI, Arturo y Pedro Grases. Los Libros de Miranda.Caracas, La Casa de Bello, 1979;
USLAR PIETRI, Juan. Miranda y la sonrisa de la guillotina. Caracas, Editorial Ateneo de Caracas, 1979.









Dictador Plenipotenciario y Jefe Supremo de los Estados de Venezuela
25 de abril de 1812-26 de junio de 1813
Predecesor Francisco Espejo
Sucesor Simón Bolívar

Información personal
Nombre en español Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez
Nacimiento
28 de marzo de 1750
Caracas, Provincia de Venezuela, (Imperio español)
Fallecimiento
14 de julio de 1816 (66 años)
San Fernando, España
Nacionalidad Española y venezolana
Información profesional
Ocupación Político, traductor, revolucionario y soldado
Rango
Teniente general
Participó en Guerra de Independencia de los Estados Unidos
Distinciones
Nombres inscritos bajo el Arco de Triunfo
Firma



                                                        Sebastián Francisco de Miranda
Generalísimo Francisco de Miranda Óleo de Emilio Mauri
Generalísimo, Teniente General y Almirante en Jefe de Venezuela
Mariscal de Francia
Capitán y Coronel de España
Coronel de los Estados Unidos de América y Rusia
Años de servicio 17771812
Apodo El Precursor
El Gran Americano Universal
Información
Nacimiento 28 de marzo de 1750
Fallecimiento 14 de julio de 1816


Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, conocido como Francisco de Miranda (Caracas, 28 de marzo de 1750-San Fernando, Cádiz, 14 de julio de 1816), fue un político, militar, diplomático, escritor, humanista e ideólogo, español y venezolano, considerado El Precursor de la Emancipación Americana contra el Imperio español. Conocido como El Primer Venezolano Universal y El Americano más Universal, fue partícipe de la Independencia de los Estados Unidos, de la Revolución Francesa y posteriormente de la Independencia de Venezuela, siendo líder del Bando Patriota y gobernante de la Primera República de Venezuela durante esta última, en calidad de Dictador Plenipotenciario y Jefe Supremo de los Estados de Venezuela.1
Viajó durante gran parte de su vida participando en conflictos armados al servicio de diversos países, entre los que destacan tres guerras concretas: la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución francesa, acontecimiento del que fue protagonista destacado, por lo que le fue otorgado el título de Héroe de la Revolución, y las Guerras de Independencia Hispanoamericana.
Destacó en la política como un firme defensor de la independencia y la soberanía de las naciones en el ámbito internacional. Militó con los girondinos en Francia, fue firmante del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela e impulsor y líder de la Sociedad Patriótica. También fue el creador del proyecto geopolítico conocido como Gran Colombia que Simón Bolívar trataría de llevar a cabo tras la liberación de los territorios que hoy conforman Colombia, Ecuador y Venezuela en 1826, aspirando a unificarlos en una sola nación.
Militar en las filas de los ejércitos español y francés, alcanzó los rangos de coronel y mariscal, respectivamente. Además, obtuvo el grado de coronel en el ejército ruso, concedido por Catalina II la Grande, y fue el primer comandante en jefe de los ejércitos venezolanos, ostentando el título de generalísimo. Su carrera militar contempla su participación en cuatro contiendas: el sitio de Melilla (1774) y el ataque a Argel (1775) en el norte de África, la Guerra de Independencia Estadounidense, las Guerras Revolucionarias Francesas y la Guerra de Independencia de Venezuela. Entre sus gestas militares destacan su actuación en el sitio de Melilla, la batalla de Pensacola y la batalla de Valmy. Miranda fue combatiente destacado en tres continentes: África, América y Europa.2
A pesar de haber formado parte de tantos procesos revolucionarios y gubernamentales en el ámbito internacional, fracasó a la hora de poner en práctica sus proyectos en su propio país, Venezuela. No obstante, su ideal político perduró en el tiempo y sirvió de base para la fundación de la Gran Colombia, mientras que sus ideas independentistas influyeron en destacados líderes de la «Emancipación Americana», como Simón Bolívar en Venezuela y Bernardo O'Higgins en Chile.3
Su nombre está grabado en el Arco del Triunfo de París. Su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en el palacio de Versalles; su estatua se encuentra frente a la del general Kellerman en el Campo de Valmy, Francia.




Índice


Infancia y vida familiar Los orígenes de Francisco de Miranda fueron relativamente humildes. Su padre, Sebastián de Miranda Ravelo, nació el 12 de septiembre de 1721 en Puerto de la Cruz,45​ población del valle de La Orotava, en Tenerife, una de las Islas Canarias (España). Fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia diez días más tarde.4​ Era hijo de Gabriel de Miranda, nacido también en Puerto de la Cruz el 6 de noviembre de 1686, y de María de la Concepción Ravelo de León, hija de Domingo de Sosa de León y de Catalina Ravelo.4
Sebastián de Miranda, por razones de nacimiento, al sospecharse que era mestizo de guanche, pertenecía a la categoría social de los blancos de orilla, considerada inferior a los blancos españoles y a los criollos. Se sabe que el Cabildo de Caracas le acusó de «mulato, mercader, aventurero e indigno por muchos antecedentes de desempeñar puesto de categoría».4​ No es de extrañar que, alcanzada cierta holgura económica, tratara de demostrar en juicio que sus orígenes eran «puros» para así poder obtener mayores privilegios sociales.
En Caracas se estableció como comerciante de lienzos y, con el tiempo, contrajo matrimonio el 24 de abril de 1749 en la Iglesia Catedral con la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinosa, también de origen canario y necesariamente blanca; de lo contrario, la boda no hubiera aparecido en el registro de matrimonios y sus hijos jamás hubieran podido ir a la Universidad. El primogénito de nueve hijos e hijas del matrimonio, Sebastián Francisco de Miranda, nació el 28 de marzo de 1750 en Caracas. Sus hermanos fueron Ana Antonia, Rosa Agustina, Micaela Antonia, Miguel Francisco, Javier, Francisco Antonio, Ignacio José, Josefa María y Josefa Antonia.
El 5 de abril de 1750 fue bautizado en la iglesia catedral por el maestro Juan de Rada, siendo su padrino el bachiller Tomás Bautista de Melo.6​ El 27 de diciembre del mismo año le fue administrado el sacramento de la confirmación por el obispo de Caracas, Manuel Machado y Luna.78​ En sus inicios, la familia Miranda era económicamente modesta y vivía dentro del grupo socialmente discriminado de colonos canarios sin título de nobleza o blancos de orilla llegados a Caracas que, en costumbres, trato y nivel, formaban un núcleo aparte de los blancos criollos o mantuanos, los blancos españoles y los pardos.9
Con el tiempo, la situación de la familia mejoró notablemente y Sebastián de Miranda logró hacer fortuna como comerciante en Caracas, llegando a ser propietario de diversos inmuebles en la ciudad. Ya en aquellos tiempos existían roces y conflictos sociales que empezaron a crear un problema de gobernabilidad para las autoridades coloniales, que además tenían que aliviar las secuelas negativas de la presencia de la Real Compañía Guipuzcoana que monopolizaba las transacciones comerciales en la provincia de Venezuela.
En La Orotava, la familia Miranda era considerada gente distinguida e ilustre, a diferencia de lo que sucedía en Caracas. Su padre hizo fortuna con su trabajo y logró ser nombrado capitán del Batallón de Milicias de Blancos de Caracas, pero por estar en entredicho su procedencia, su nombramiento produjo un fuerte rechazo del estamento social conocido como mantuano, sociedad compuesta de blancos criollos, descendientes de españoles, pero nacidos como Sebastián Francisco en territorio americano, reflejo todo ello de conflictos sociales y raciales latentes y una de las causas de la Independencia. Había cierta dosis de desprecio de los mantuanos hacia su padre por ser un comerciante, ocupación que a sus ojos lo inhabilitaba para ser capitán de Milicias.
Grave, verdaderamente grave, fue el enfrentamiento de Miranda, padre, con dos mantuanos de fuste, como Nicolás de Ponte y Martín Tovar Blanco, cuyos descendientes terminaron contándose entre los republicanos, enfrentamiento que sólo se solucionó cuando el rey Carlos III ordenó a los caraqueños que se le permitiera a Miranda el uso del uniforme y el bastón por considerársele hidalgo, lo cual ocurrió en 1772, cuando su hijo Sebastián Francisco ya tenía un año fuera de Venezuela.

Educación


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Este aviso fue puesto el 28 de marzo de 2015.



Monumento de la Nación a sus Próceres, en el Paseo Los Próceres en Caracas, donde se encuentra una estatua de Francisco de Miranda, entre las de otros próceres venezolanos de la independencia de América. Pese al rechazo de los mantuanos, su padre Sebastián siempre perseveró en su empeño de mejorar la situación de la familia, de modo que, además de acumular riquezas y cargos importantes, sus hijos recibieran educación universitaria.
Así, el 10 de enero de 1762, Miranda comenzó sus estudios en la Universidad de Caracas bajo la regencia del Dr. Antonio Monserrate, y durante dos años estudió latín, los inicios de la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda.
Desde el año 1764 hasta 1766, Miranda cursó estudios en la Clase de Mayores de la misma Universidad, donde profundiza sus conocimientos de latín mediante el estudio de los escritos clásicos de Cicerón y Virgilio, completa sus estudios de la Gramática de Nebrija, nociones de historia sagrada y profana, religión, aritmética y geografía.
Finalmente, realizó el curso de Artes en la Universidad de Caracas estudiando Lógica, Física y Metafísica y obtuvo el título de bachiller que permitía el acceso a Teología, Jurisprudencia o Medicina. No se sabe de forma fidedigna si Miranda llegó a obtener el título de médico y solo se cuenta con su testimonio personal afirmando haberlo recibido en 1767 (con 17 años de edad).
Por testimonio personal de Miranda se sabe que algunos de sus maestros fueron los doctores Domingo Velázquez, Francisco José de Urbina y Gabriel Lindo.
A partir de 1767 se produce una interrupción en los estudios de Miranda que, posiblemente, se vieron afectados por las circunstancias vividas por su padre. Ser nombrado capitán de las Milicias de Blancos de Caracas, siendo comerciante isleño, era algo que incomodaba a los Mantuanos, pues había alcanzado una distinción social importante al convertirse en un personaje de cierta influencia. Parece como si éstos empezaron a crear intrigas para desacreditarle y anularle en la vida pública.
Esto desencadenó una serie de circunstancias en las que, después de una sentencia real, el padre de Francisco obtuvo la victoria y sus derechos le fueron reconocidos, pero le crearon una enemistad irreconciliable con los Mantuanos que nunca olvidaron el conflicto ni le perdonaron el desafío, lo que influyó inevitablemente en las decisiones posteriores de Miranda.
Después de la victoria judicial de su padre, las dificultades para desarrollar planes futuros en una sociedad tan limitada como la caraqueña influyeron en que decidiera, con poco más de 20 años, marcharse a España. Embarcó, pues, el 25 de enero de 1771, desde el puerto de La Guaira, en una fragata sueca denominada Príncipe Federico, para servir en el Real Ejército español.

Primeros viajes En 1771, Miranda inició un largo periplo alrededor del mundo que duró la mayor parte de su vida. También comenzó entonces la elaboración de un minucioso registro con el que confeccionó su archivo personal, que alcanzó a ser de 63 volúmenes encuadernados y que llevaba siempre consigo. Participó en los tres grandes movimientos históricos y políticos de su tiempo: Guerra de Independencia de los Estados Unidos, Revolución francesa y Guerras de Independencia Hispanoamericana.
Desembarcó en el Puerto de Cádiz 35 días más tarde, el 1 de marzo de 1771, hospedándose en casa de José de Añino, quien sería un fiel intermediario entre él y sus parientes para procurarle recursos de subsistencia, adquiriendo la vestimenta necesaria para seguir su viaje entre el 1 y el 13 de marzo de 1771, en que partió de Cádiz a Madrid.
Desde entonces madura sus ideas concibiendo la unidad hispanoamericana en sus recorridos por el mundo y en su relación con las personalidades más influyentes de la época. Combatió bravamente en América, Europa y África, salvo en Oceanía y Asia —aunque pensó en traer Cipayos de la India—, recorrió y escudriñó España y todo el continente europeo, incluyendo a Gran Bretaña, Rusia y Escandinavia; Asia Menor, América del Norte, América del Sur y las Antillas.
Mantuvo reuniones fructíferas con otros destacados personajes hispanoamericanos, como Simón Bolívar, San Martín, Andres Bello, Bernardo O'Higgins, Carlos Montúfar, Carlos María de Alvear, Fray Servando Teresa de Mier, Domingo José Martins, Manuel Palacio Fajardo, Juan Germán Roscio, Manuel Gual y Pedro Gual, Hipólito Costa, José de Antepara, José Bonifácio de Andrada e Silva, Matías de Irigoyen y Rodríguez Peña.


En Madrid

Casón del Buen Retiro. Miranda contempló edificios y monumentos emblemáticos del Madrid de la época. El 27 de marzo de 1771, Miranda llegó a Madrid y comenzó a ser consciente de realidades que ignoraba hasta entonces y que le impresionaron notablemente, tales como una gran biblioteca, la abundancia de obras de arte, la majestuosidad de los edificios y el espectáculo de la nieve y los cultivos decorando el paisaje, que le parecieron fabulosos.
Durante sus primeros días estuvo hospedado en una posada hasta que logró trasladarse a una vivienda particular, en la que se instaló de forma cuidadosa e inició sus primeros estudios en la ciudad con lecciones de Matemáticas, Geografía y de los idiomas inglés y francés, iniciando así un aprendizaje que no sólo comprendía la formación académica, sino también recorridos minuciosos por la ciudad y sus alrededores.
La llegada de Miranda a Madrid coincidió con una etapa de transformación urbanística de la ciudad iniciada por el rey Carlos III, que abarcó de forma directa e indirecta todos los aspectos de la vida de sus habitantes, lo que dio un impulso renovador beneficioso para la ciudad.
Así Miranda contempló edificios y monumentos emblemáticos del Madrid de la época, como la Fuente de Neptuno, La Cibeles, el Paseo del Prado, el Palacio del Buen Retiro, y poblaciones aledañas, como El Escorial o Segovia.
En lo social, el Madrid de entonces concentraba su vida literaria en la Fonda de San Sebastián, lugar frecuentado por ilustres escritores, y una actividad cultural pujante a la que la obra de la Real Academia, las sociedades económicas y el auge de las imprentas contribuyeron notablemente.
La Plaza de Toros y los teatros populares eran los centros de distracción cotidianos en los que la Nobleza no podía evitar el contacto con «la plebe» y se entremezclaban las costumbres populares con las cortesanas. Y también era el Madrid en el que la Santa Inquisición vigilaba por todas partes a modo de policía cultural y política.


                                  

Plaza Miranda de Maracay, Venezuela

Es en el Madrid de esta época en el que Miranda tiene sus primeras impresiones fuera de Venezuela y también comienza a crear su biblioteca personal, en la que empezó a tener incluso libros que estaban prohibidos por la Inquisición y de la que mantuvo una lista detallada en su archivo personal.
La naturaleza y el número de libros adquiridos en Madrid son una indicación precisa de que, a pesar de la presencia de la Inquisición, existía en la ciudad un ambiente intelectual muy amplio. Libros de matemáticas, arte militar, historia, religión, filosofía y literatura formaron parte de sus lecturas.
Muchos de esos libros constituyeron para Miranda enseñanzas definitivas, que mantuvo cerca de él durante el resto de su vida, entre los que destacan las obras de Maquiavelo, La destrucción de las Indias, de Fray Bartolomé de Las Casas; obras de lord Bolingbroke, Burke y Locke; Los principios del arte militar, de Federico de Suecia; La historia filosófica, del Abate Reynal; Los principios de política natural, de Burlamaqui; los Comentarios, de Julio César; El arte de la guerra, de Puyssegur; la Táctica, de Guibert; así como obras de Pope y Virgilio.
Buscó ampliar sus conocimientos científicos y literarios con el estudio de la trigonometría, la geometría, el álgebra, la física, la óptica, la gramática, la poesía y la comedia. También complementó su cultura general con lecturas de religión e historia y mejoró sus conocimientos de los idiomas italiano, inglés y francés.
Por último adquirió una flauta para ejercitarse en el arte de la música, leyendo las Reflexiones sobre la música del Abate Dubos.
Asimismo, se ejercitó con la geografía mediante el uso de mapas y globos terráqueos y, como quería presentarse para obtener el grado de Capitán en el Ejército real, se empeñó en estudiar táctica, arte militar, arquitectura militar, ingeniería militar, artillería, fortificación y ataque de plazas.
Después de una concienzuda preparación y del pago de 85 000 reales de vellón, obtuvo una Patente de Capitán según el trámite administrativo correspondiente, que le fue concedida el 7 de enero de 1773 mediante escritura notarial.


Primeras campañas


Miranda participó directamente en la Revolución francesa, por lo cual le fue otorgado el título de Héroe de la Revolución y mariscal de Francia. Es el único americano que tiene su nombre grabado en el Arco del Triunfo en París Después de serle concedida la patente, el ahora Capitán Francisco de Miranda fue asignado al Regimiento de Infantería de la Princesa, al mando del mariscal de campo Juan Manuel de Cajigal y Monserrat, iniciando así su carrera militar.
Desde 1773 hasta 1780, Miranda estuvo asignado en las plazas militares de Madrid, Granada, Melilla y Cádiz de forma intermitente y tuvo una vida social intensa en la que aparecen sus dos primeras amantes.
Tuvo que compaginar a la vez la vida social con su actividad militar, que ya no fue de estudio, sino de combate. Enfrentó problemas disciplinarios dentro del Ejército real y su carácter fue evolucionando de forma que siguió cultivándose intelectualmente con libros que inevitablemente hicieron que la Inquisición comenzara a vigilar sus actividades.
En esta época tuvo lugar su primera hazaña militar durante el sitio de Melilla, llevado a cabo desde el 9 de diciembre de 1774 hasta el 19 de marzo de 1775, en el que las fuerzas españolas lograron rechazar a las del sultán de Marruecos Sidi Muhammed ben Abdallah.
En dicha acción, Miranda presentó al comandante español Juan Sherlock un plan para inutilizar la artillería enemiga mediante una especie de operación tipo comando que él mismo estaba dispuesto a dirigir.
Después, en julio de 1775, Miranda fue enviado con las tropas españolas destinadas a conquistar Argel en una acción militar que fracasó y de la que logró escapar milagrosamente a pesar de estar herido en las piernas y de que su mosquete había sido destrozado por una bala enemiga.
A pesar de las acciones realizadas y del peligro enfrentado, Miranda no obtuvo condecoración o ascenso alguno y fue destinado a la guarnición de Cádiz.
Allí el conde O'Reilly le impone un arresto por fallas en el uso del uniforme y poco después su situación se complicó aún más en Madrid. Tras la intervención del inspector general y de su antiguo comandante Cajigal, el mismo rey dispuso que fuera trasladado al Batallón de Aragón en Cádiz como Ayudante de campo bajo las órdenes de Cajigal.

Misiones en Norteamérica y las Antillas España se involucró en la Guerra de Independencia de Estados Unidos con el objetivo de ampliar sus territorios en Luisiana, recuperar Florida y obligar a Gran Bretaña a mantener varios frentes bélicos simultáneamente y procurar, de paso, recuperar Gibraltar. El capitán general de la Luisiana española, Bernardo de Gálvez, atacó en 1779 a los británicos en Baton Rouge y Natchez, consiguiendo liberar la cuenca baja del río Misisipi de fuerzas hostiles que pudieran amenazar su capital, Nueva Orleans.
Para reforzar el contingente español se organizó en Cádiz una flota expedicionaria a principios de 1780 al mando del almirante José Solano y Bote, en la que Miranda participó como miembro de las tropas de infantería de Cajigal. La flota partió de Cádiz el 28 de abril de 1780 y llegó a La Habana el 4 de agosto del mismo año.
En 1781 se preparó un ataque contra Pensacola en la Florida en una acción conjunta en la que debían participar las fuerzas españolas de Luisiana y la flota expedicionaria.




Batalla de Pensacola Miranda viajó con las fuerzas de Cajigal que salieron de La Habana el 9 de abril de 1781 para participar en la batalla de Pensacola, acción militar que culminó el 8 de mayo de 1781 con victoria de las fuerzas españolas. Miranda fue ascendido a teniente coronel por su labor en la planificación y estudio del terreno.
Miranda permaneció destacado un tiempo en Pensacola, continuó adquiriendo libros para aumentar su biblioteca personal y compró cuatro esclavos negros para proveerse de servicio doméstico. Poco después, Cajigal le encargó que descubriera secretamente la situación militar británica en Jamaica bajo el pretexto formal de ser un comisionado español encargado de negociar un convenio de intercambio de prisioneros. Tras recibir el despacho oficial encomendándole la misión, Miranda se embarcó con rumbo a Jamaica, vía Batabanó, y llegó a Kingston el 20 de septiembre de 1781.
Al principio su presencia provocó una natural desconfianza en los ingleses, pero a pesar de ello logró realizar con éxito su misión de reconocimiento y, además, negoció un convenio, fechado el 18 de noviembre de 1781, que regulaba el canje de prisioneros españoles e ingleses del mismo rango.
Con la información obtenida, Miranda volvió a Cuba y, tras tocar tierra en Batabanó, envió un informe al capitán general de Cuba con detalles muy precisos sobre las operaciones y capacidad de las tropas británicas en el sector.
Sin embargo, lo que debía culminar como una acción destacada en la carrera militar de Miranda, terminó siendo empañada como consecuencia de una Sumaria de 155 hojas que la Inquisición había remitido contra él en Sevilla el 11 de noviembre de 1778 por delitos de proposiciones, tenencia de libros prohibidos y pinturas obscenas.
La orden de enviar a Miranda de regreso a España, en cumplimiento de la sentencia del 5 de febrero de 1782 del Supremo Consejo Inquisitorial, no llegó a cumplirse debido a diversos fallos de fondo y forma en el proceso administrativo que hacían que la orden se cuestionase, y también en parte por el apoyo incondicional del comandante Cajigal.
Mientras se conseguía que el rey revisara el caso, Cajigal encomendó a Miranda la misión de acompañarle en el ataque a las islas Bahamas, en el que se logró la capitulación inglesa el 8 de mayo de 1782 a favor de España en unas negociaciones dirigidas por Miranda y en las que consiguió, además, la cesión de todas las islas.
La eficiencia demostrada por Miranda en las Bahamas le valió entonces la recomendación de Cajigal para que fuera ascendido a coronel y pasó a estar bajo las órdenes del comandante general de las fuerzas españolas en Cuba, Bernardo de Gálvez, como ayudante de campo en la población de Guárico, del Saint Domingue francés, en la isla de La Española.
En aquel momento los españoles estaban preparando una acción conjunta con los franceses para invadir Jamaica (último reducto inglés en el Golfo de México) y la población de Guárico era el lugar idóneo para planificar estas operaciones por estar cercano a la isla y por su posición de fácil acceso para poder reunir tropas. Los mandos consideraban a Miranda la persona idónea para planificar las operaciones por tener un conocimiento de primera mano de la situación de los ingleses en la zona.
No obstante, un ataque preventivo de los ingleses y las dificultades de la flota francesa, que forzaron la paz entre Inglaterra y Francia, hicieron que la invasión no se concretara, y por lo tanto Miranda permaneció así un tiempo en Guárico, en el que la Inquisición sería su principal problema.

En Estados Unidos Al no concretarse la invasión de Jamaica, las prioridades para las autoridades españolas cambiaron y por consiguiente el proceso de la Inquisición contra Miranda tomó un nuevo impulso. Con el tiempo los problemas de Miranda con la Inquisición se complicaron y le envían a La Habana para ser detenido y enviado a España, pero por diversas circunstancias estos planes se ven frustrados y ante la inminencia de su arresto decide irse a los Estados Unidos. Gracias al apoyo de Cajigal consigue escapar de la vigilancia del Gobernador de La Habana con la ayuda del norteamericano James Seagrove, que arregló su viaje en un barco que lo llevó hasta New Bern, donde desembarcó el 10 de julio de 1783 a las cinco de la tarde, ya terminada su guerra de independencia, y en una etapa de reconstrucción en que se debatía sobre la forma política a adoptar entre el federalismo o la confederación. Durante el tiempo que estuvo en Estados Unidos, Miranda realizó un estudio crítico sobre sus defensas militares en el que demostró un conocimiento amplio sobre el desarrollo del conflicto norteamericano y sus circunstancias.
Allí Miranda preparó y fijó la técnica de correspondencia que usó durante el resto de su viaje, en el que conoce a las personas mediante el obsequio y préstamo de libros, y examina la cultura y las costumbres de los sitios por los que pasa de una forma metódica. Pasa por Charleston, Filadelfia y Boston y va tratando con diversos personajes de la sociedad estadounidense en veladas y paseos, en los que llegó a tener algunas aventuras amorosas que Miranda mismo calificó de intrascendentes hasta llegar a Nueva York.
En esta ciudad conoció a la importante familia Livingston, cuyos miembros ocupaban destacadas posiciones políticas y tenían vínculos con otras familias relevantes de la ciudad. Al parecer Miranda mantuvo una relación romántica con Susan Livingston, hija del canciller Livingston, que se vislumbra cuando Miranda realiza un viaje a Boston y en el que la joven parece estar enamorada de él según las cartas que le escribía.
Parece, sin embargo, como si Miranda no deseara pasar más allá de una simple amistad, lo que explicaría su más bien precipitada salida de Nueva York. Aunque Miranda mantuvo el contacto epistolar con Susan durante años, nunca volvió a verla, por lo que posiblemente llegara a pensar que una relación que le llevara al matrimonio no era compatible con sus planes y forma de vida. Durante el tiempo que estuvo en Estados Unidos, Miranda conoció a George Washington en Filadelfia cuando este venía de recibir el control militar de Nueva York tras el fin de la guerra. También conoció a otros personajes como el general Henry Knox o Samuel Adams. Además, tuvo conocimiento de ciertas instituciones de la nueva nación que lo impresionaron favorablemente, como la biblioteca de New Port, el Princeton College, Rhode Island College o el Cambridge College.
La permanencia de Miranda en los Estados Unidos solo se vio afectada por el conflicto de intereses entre Francia y España en este país después de la guerra, ya que los franceses no estaban interesados en que se divulgaran demasiado los aspectos negativos de su intervención en el conflicto, y el fracaso de la invasión de Jamaica era uno de ellos. Al parecer se habían enviado informes desde La Habana al gobierno norteamericano que acusaban a Miranda como un traidor y desertor, informes que fueron divulgados por los franceses para perjudicarle, puesto que él era la única persona que podía desmentir la acusación del fracaso de la invasión de Jamaica como responsabilidad de España. La difusión de estos informes hizo que la situación de Miranda fuera comprometida, dado que no podía defenderse sin divulgar los detalles de su misión de espionaje en Jamaica que eran secreto de Estado, y por lo tanto, ante esta situación, decide marcharse a Inglaterra.


En Europa
De Inglaterra a Rusia

Catalina II de Rusia El 15 de diciembre de 1784, Miranda salió del puerto de Boston en la fragata mercante Neptuno a las cinco de la tarde rumbo a Londres, y después de un viaje que duró unos 56 días, llegó a Inglaterra el 10 de febrero de 1785.
En Londres, Miranda fue vigilado discretamente por los españoles ante las sospechas de traición que recaían sobre él. Los informes que redactaron resaltan tanto los tratos que mantuvo Miranda con personas sospechosas de conspirar contra España como con personajes considerados eminentes sabios de su tiempo.[cita requerida]
Por esa misma época llegó a la corte de Inglaterra, como secretario de la primera embajada de Estados Unidos, el coronel William Stephens Smith, a quien Miranda conocía de su estancia en Nueva York.10​ Smith contraería matrimonio al año siguiente, el 12 de junio de 1786,11​ con Abigail Nabby Adams, hija del embajador John Adams, quien más tarde sería el segundo presidente de Estados Unidos, y Abigail Smith.
Miranda y el coronel Smith decidieron viajar a Prusia para presenciar las maniobras militares preparadas por el rey Federico II el Grande. Bernardo del Campo, embajador de España en la capital británica desde 1783, proporcionó a Miranda una carta de presentación para el ministro de España en Berlín, mientras que James Penman, hombre de negocios inglés con quien Miranda había trabado amistad en Charleston, se encargó de guardarle sus papeles mientras estuviera de viaje.10
Sin embargo, la amabilidad del embajador español encubre su intriga para lograr que Miranda viaje a Calais y allí pueda ser apresado y entregado a España. La farsa, que asignaba también un papel a la esposa y a la hija del vicecónsul español en Londres con el pretexto de salir de Inglaterra para ingresar a la joven en un monasterio, se desbarató porque el venezolano y su amigo se dirigieron el 10 de agosto de 1785 a un puerto holandés (Hellevoetsluis) y no a la ciudad del norte de Francia.12
Pasó por regiones de las actuales Bélgica, Alemania, Austria, Hungría, Polonia, se trasladó a tierras griegas e italianas, donde permaneció durante más de un año, y visitó la corte de Catalina II de Rusia en Kiev. En Hungría estuvo en el palacio del príncipe húngaro Nicolás Esterházy (1765-1833), quien simpatizaba con sus ideas y, aparte de acogerlo amablemente, lo envió en uno de sus carruajes con una carta de recomendación a encontrarse con el conocido músico Joseph Haydn, que vivía y trabajaba en la corte del aristócrata húngaro.
Después de pasar por Constantinopla, capital turca, con la que los españoles mantenían relaciones diplomáticas desde 1783, fue obligado a pasar una cuarentena sanitaria en Kherson, y el príncipe de Potemkin le presentó a Catalina II en Kiev el 13 de febrero de 1787. Catalina mostró bastante interés por los asuntos de América y su sistema de gobierno.


Miranda en la Revolución Francesa


En 1792, Miranda participó en la Batalla de Valmy, uno de los episodios bélicos más importantes de las Guerras Revolucionarias Francesas En 1791, Miranda tomó parte activa en la Revolución francesa. En París, hizo amistad con los girondinos Jacques Pierre Brissot y Jérôme Pétion de Villeneuve. Sirvió brevemente como general en una sección del Ejército revolucionario francés (llamado entonces «La Convención») que luchó en la campaña de 1792 para detener el avance del ejército prusiano, dirigido por el duque de Brunswick-Luneburgo, cuyo objetivo era invadir Francia desde los Países Bajos. Miranda alcanzó el grado de mariscal de Francia bajo el mando de Charles François Dumouriez. Durante la campaña participó en las batallas de Argonne, Wargemoulin, Amberes, Lieja, Tongres, Paliemberg y Valmy, donde llegó a ser segundo jefe del ejército del norte, del cual se separaría por grandes diferencias con Dumouriez tras haber replegado sus tropas en Maastricht.
Durante el reinado del terror instituido por Bertrand Barère de Vieuzac,1314​ Miranda fue arrestado varias veces por los jacobinos, incluso en La Conciergerie de París, cuyos reclusos eran guillotinados en su mayoría. Sometido a juicio en el Tribunal Revolucionario (instituido por Danton,1514​) por supuesta negligencia en la defensa de Maastricht, fue defendido por Claude Chaveau-Lagarde ―insigne abogado que defenderá, a riesgo propio y sin el mismo éxito, a la reina María Antonieta de Austria―, siendo amenazado con ser deportado después de una medida del Directorio de la Monarquía y los Girondinos. Sin embargo, fue absuelto de los cargos en 1795 y se trasladó a Inglaterra en 1798.


América del Sur (1806-1812)

Recibimiento de Miranda en La Guaira, Mauricio Rugendas, siglo XIX.




Figura de cera del generalísimo Francisco de Miranda, realizada por el artista Israel Linares. Su contribución más grande está, probablemente, en las guerras de independencia hispanoamericanas. Miranda tuvo la visión de un gran imperio independiente que agrupara a todos los territorios que estaban en poder de españoles y portugueses desde la margen derecha del río Misisipi en el norte hasta la Tierra del Fuego en el extremo sur del continente. El imperio estaría bajo dirección de un emperador hereditario llamado Inca para apaciguar a las etnias indígenas y tendría una legislatura bicameral. Concibió el nombre Colombia para este imperio, inspirándose en Cristóbal Colón.




A la izquierda, límites de la nación de "Colombia" según el Proyecto Constitucional de Francisco de Miranda en 1798. El 9 de noviembre de 1804, Miranda desembarca en Nueva York procedente del Reino Unido. Allí, permaneció algo más de un año y mantuvo contactos con destacadas personalidades públicas, como el presidente Jefferson y el secretario de Estado Madison, y privadas, como Jacob Lewis, comerciante de Puerto Príncipe, y el coronel William Stephens Smith, a la sazón inspector del puerto de Nueva York y a quien conocía desde 1783. Fue Smith quien le puso en contacto con el armador y contrabandista norteamericano Samuel G. Ogden, propietario de una corbeta que Miranda contrató y que rebautizó en inglés con el nombre de su hijo Leandro.16
El 2 de febrero de 1806, con el beneplácito político y el apoyo económico de estadounidenses y británicos, Miranda partió en la Leander hacia Haití, donde se le sumarían dos goletas y el buque Emperador.17​ Su intención era desembarcar posteriormente en Venezuela, obtener el apoyo de la población y comenzar la lucha definitiva por la independencia.18​ Tras ser interceptada por la fragata británica Cleopatra, al mando del capitán Wright,19​ la corbeta prosiguió su travesía hasta tomar tierra en Jacmel, en la isla de La Española, el 20 de febrero. Allí permaneció la expedición seis semanas y consiguió fletar las goletas Bacchus y Bee, con las que también se dirigió a tierra firme.20​ Después de fracasar en el desembarco de Ocumare de la Costa, donde entabló combate con las fuerzas navales realistas al mando de Antonio Tiscar, se refugió en Trinidad, adonde llegó con un solo navío, la corbeta Leander. La flota realista escoltó a las dos goletas hasta Puerto Cabello junto a 58 prisioneros que fueron encerrados en el castillo de San Felipe. En represalia, 10 prisioneros, en su mayoría estadounidenses acusados de piratería, fueron ahorcados y descuartizados en la plaza mayor de Puerto Cabello el 21 de julio de 1806. Los demás sufrirían prisión por más de diez años. Uno de los ahorcados y descuartizados fue el impresor Miles L. Hall, quien por tal motivo ha sido considerado como el primer mártir de la imprenta en Venezuela.
El gobernador británico de Trinidad, sir Thomas Picton le facilitó a Miranda buques y pertrechos. Con una expedición aumentada ahora a 11 buques y 300 hombres de desembarco, llega a las costas de Coro el 1º de agosto de 1806. En la madrugada del día 3, mientras los buques descargaban su artillería, Miranda y sus hombres se precipitan a tierra. Ese mismo día, en lo alto del Fortín de la Vela, la bandera venezolana tricolor fue izada por primera vez. No obstante, al no encontrar apoyo popular, se reembarcó diez días después con rumbo a Aruba y luego de algún tiempo en las islas británicas del Caribe se dirige a Inglaterra.




Firma del Acta de la Independencia en 1811 El 19 de abril de 1810, Venezuela inició su proceso independentista, por lo que Simón Bolívar y Andrés Bello persuadieron a Miranda, en misión diplomática en Londres, para que volviera a su tierra natal. Cuando lo hizo, Miranda fue recibido con honores en el Puerto de La Guaira. En Caracas se le confiere el grado de general del ejército y funda la Sociedad Patriótica, que se convertirá en la principal promotora del rompimiento con España. Posteriormente es elegido diputado por El Baúl, en la provincia de Caracas, al congreso constituyente de 1811. El 5 de julio de 1811, tuvo el honor de firmar el Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela. Más tarde, ante el avance de las tropas españolas al mando de Domingo Monteverde en 1812, asumió la presidencia con poderes discrecionales, tras ser nombrado el 23 de abril dictador por el Triunvirato ejecutivo con el rango de generalísimo.




Epitafio de Francisco de Miranda en el Panteón Nacional, Caracas, Venezuela. Las fuerzas realistas contraatacaron, pero Miranda era incapaz de pasar a la ofensiva por las constantes deserciones que se daban en sus tropas, situación agravada por el Terremoto de Venezuela de 1812 (26 de marzo) que afectó en su mayoría a centros poblados bajo control de los patriotas, además de la impopularidad de la causa de la independencia en la sociedad venezolana. Miranda intentó resistir el ataque realista pero la caída de la plaza de Puerto Cabello (bajo el comando de Simón Bolívar), la rebelión de los esclavos de Barlovento, así como el creciente número de los ejércitos españoles que le atacaban (Monteverde desde Valencia y Yáñez desde Calabozo), le hicieron imposible resistir.
Temiendo una derrota brutal y desesperado, en correspondencia con las facultades otorgadas por el Triunvirato ejecutivo, que en el Decreto del 23 de abril de 1812, le había otorgado el cargo de dictador plenipotenciario y jefe supremo, con rango de generalísimo,24​ Miranda firma la capitulación del ejército patriota, el 25 de julio de 1812, en la ciudad de San Mateo, hecho que generaría confusión y se interpretaría como una traición, por lo que antes de embarcarse en el puerto de La Guaira y salir rumbo al exterior para proseguir la lucha, un grupo de oficiales dirigidos por Bolívar apresaron a Miranda, y el coronel José Mires lo encerró en el fuerte San Carlos el día 31 de julio. Al parecer, la intención de Bolívar habría sido fusilarlo por considerar que el pacto de San Mateo era un acto de traición, pero finalmente, atendiendo diversos consejos, Miranda fue encarcelado bajo el coronel Manuel María de las Casas, comandante militar del puerto, quien en secreto se pasó al bando español, entregando a Miranda a Domingo de Monteverde, junto con los demás refugiados que no habían conseguido zarpar (Simón Bolívar desconocía la traición de Manuel María de las Casas, y se dirigió entonces a Caracas, ya en manos de los realistas, donde gracias a la intercesión de algunas amistades en el bando enemigo, obtuvo un pasaporte de Domingo de Monteverde, de quien se dice que expresó textualmente "Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda", tiempo después de salir de Venezuela, Bolívar regresaría a reiniciar la guerra).


Prisión y muerte

Miranda en La Carraca, Arturo Michelena; Últimos días de Miranda en prisión en San Fernando, cuadro historicista de 1896: Óleo sobre tela – 196,6 x 245,5 cm. Galería de Arte Nacional, Caracas, Venezuela. Desde el puerto de La Guaira, Miranda fue trasladado al castillo San Felipe de Puerto Cabello, donde a principios de 1813 escribe desde su celda un memorial a la Real Audiencia de Caracas exigiendo el cumplimiento de la capitulación de San Mateo. El 4 de junio de 1813 es trasladado a la fortaleza de El Morro, ubicada en Puerto Rico, y de allí a España, donde es encerrado en una celda alta y espaciosa en el penal de las Cuatro Torres del arsenal de la Carraca, en San Fernando de Cádiz. Aquí sólo recibió pocas noticias y ayuda de algunos amigos. Miranda planea escapar hacia Gibraltar, pero un ataque cerebrovascular frustra sus planes y muere, a los 66 años de edad, el 14 de julio de 1816. 27
Una pintura al óleo del artista venezolano Arturo Michelena, de título Miranda en la Carraca (1896) —que retrata al héroe en la cárcel española en donde murió—, se ha convertido en un símbolo gráfico de la historia venezolana y ha inmortalizado la imagen de Miranda para las sucesivas generaciones de venezolanos. Como nota adicional, es importante decir que Miranda también es considerado uno de los padres fundadores de la Masonería en América Latina.
En Venezuela se honra con el nombre de Miranda a distintas avenidas, calles, plazas, autopistas y parques. Asimismo, lleva su nombre la tercera entidad más poblada del país, después del Zulia y Caracas, el estado Miranda.
En el marco de su dedicación a la independencia del continente, Miranda empleó muchas energías a preparar, publicar y difundir documentos de distinta índole: cartas, proclamas, planes, proyectos, artículos, ensayos, etc. Gran parte de este material implicó una transferencia cultural, ideológica y política a través de la traducción. Además de traducir del latín y del griego, Miranda manejaba varias lenguas modernas (español, francés, inglés e italiano), conocía el latín y el griego e incluso escribía utilizando varios idiomas. Su actividad intelectual abarcaba los más diversos temas aparte de los políticos, filosóficos y militares. Fue el primer hispanoamericano en pedir el 26 de octubre de 1792 la concesión de los derechos políticos a la mujer a los pocos meses de que se publicase la Déclaration des droits de la femme et de la citoyenne (1791) de Olympe de Gouges.28
Su hijo Leandro de Miranda fue director del primer banco en Venezuela, aunque de capital extranjero, denominado Banco Colonial Británico que operó de 1839 a 1848.


Cenotafio

Monumento al generalísimo Francisco de Miranda en el Panteón Nacional, Caracas, Venezuela. Hasta el día de hoy ha sido imposible el reconocimiento de sus restos, ya que al morir fue enterrado en una fosa común en el cementerio del arsenal de la Carraca. Mientras tanto, le fue dedicado un cenotafio en el Panteón Nacional de Venezuela, donde también están los de Antonio José de Sucre y Andrés Bello. El monumento, diseñado por el escultor italiano Julio Roversi,29​ está coronado por una escultura del general sobre un pequeño pedestal donde hay una placa con las fechas y lugares de su nacimiento y muerte. El pedestal se asienta sobre un mausoleo simbólico decorado con motivos funerarios y con las puertas abiertas. Delante hay un sarcófago que está siendo abierto por un águila, símbolo de poder, la cual está custodiada, a su vez, por una alegoría de la libertad. A sus pies, una placa contiene el siguiente epitafio:

Venezuela llora por el dolor de no haber podido hallar los restos del general Miranda, que han quedado perdidos en la huesa común de la prisión en que expiró este gran mártir de la libertad americana. La República los guardaría con todo el honor que les es debido en este sitio que les ha sido destinado por Decreto del Presidente de ella General Joaquín Crespo, fechado el 22 de enero de 1895. Las puertas y la tumba parcialmente abierta simbolizan la esperanza de Venezuela de encontrar los restos del prócer, aguardando su llegada.

Ascenso post mortem El 14 de julio de 2016 se conmemoró el Bicentenario de su fallecimiento en San Fernando (España), se le rindieron honores militares y civiles y el presidente de La República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro en su investidura como comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) asciende al grado de almirante en jefe post mortem a Francisco de Miranda siendo este el grado más alto de la Armada Nacional Bolivariana (ANB) en un oficial en ejercicio.



Citas

Busto de Francisco de Miranda en Bogotá. Daniel Florencio O'Leary, edecán de Simón Bolívar, dijo sobre la muerte de Miranda:

Miranda era un hombre del siglo dieciocho cuyo genio levanta el sentido y la confianza de sus conciudadanos americanos. Aunque él se enorgulleció de ser soldado, sus batallas más grandes fueron libradas con su pluma. Napoleón dijo de él:

A ese hombre le arde en el pecho el fuego sagrado del amor a la libertad. El Libertador Simón Bolívar lo llamó:

«el más ilustre colombiano» y «el venezolano más universal».

 
Véase también
Estado Miranda
Guerra de Independencia Hispanoamericana
Colombeia — el archivo personal de Miranda
Miranda Regresa — película sobre Miranda
Orden Francisco de Miranda
Parque Generalísimo Francisco de Miranda
Universidad Militar Bolivariana de Venezuela "Almirante S. Francisco de Miranda R."
Notas y referencias




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El plan de Miranda era llegar a la isla de Curazao con una fuerza de unos 300 soldados, 50 artilleros y 80 oficiales cargados con 6000 fusiles con bayonetas y demás suministros. Desde ahí marchar (siempre contando con recibir un importante apoyo de la población) a Coro donde esperaba reunir 2000 infantes y 300 jinetes y al pasar por San Felipe, Nirgua y Valencia reclutar a 2000 infantes y 200 jinetes, y por Aragua a 500 o 600 jinetes (De Miranda, 1982: 296). Además, esperaba contar con una flota compuesta por un buque de línea, tres fragatas y dos bombardas. Con estas fuerzas esperaba marchar a Caracas y forzar su rendición o tomarla. Tras esto podían sumárseles unos 4000 caraqueños en su campaña con la que podría someter La Guaira. El líder venezolano esperaba también que el gobernador jamás pudiera reunir más de dos mil hombres en su defensa. A juicio de Miranda, en la provincia de Caracas se podía reclutar en teoría entre 15 000 y 20 000 hombres que bastarían para la liberación de Maracaibo, Riohacha, Santa Marta, Cartagena de Indias y, finalmente, Santa Fe de Bogotá (Ibíd.: 297). Con la conquista de Nueva Granada Miranda esperaba tener a su disposición otros 30 000 potenciales reclutas con los que podría asegurar la independencia del nuevo país (De Miranda, 1992: 86).


Francisco de Miranda (1982). América espera. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, pp. 375. ISBN 84-660-0099-2 En su marcha desde La Guaira a la ciudad de Panamá Miranda esperaba reunir 6000 infantes (la mitad británicos y el resto mercenarios extranjeros), 2000 jinetes ligeros (la mitad extranjeros), 2000 soldados negros reclutados en las Islas de Barlovento, 300 artilleros, 15 oficiales, 2 cañones ligeros y uno pesado más seis oficiales de ingeniería armados con 30 000 mosquetes con equipo, 50 000 puntas de hierro de picas, 4000 pistolas, 500 sillas de montar, 250 piezas de artillería pesada y 50 ligeras más 3 imprentas para propaganda.


Alexander von Humboldt (1836). Ensayo político sobre Nueva España. Tomo IV. París: Librería de Lecointe, Perpiñán, pp. 264-266. En 1794, Hispanoamérica y Filipinas tenían 14 o 15 millones de habitantes, de estos unos tres serían blancos, pero solo un 10 % de origen europeo, de estos 26 000 eran soldados. El mayor número de efectivos se concentraba especialmente en Cuba y el Perú, 36 000 y 61 000 tropas (en su mayoría milicianos), respectivamente. En menor medida estaban guarnecidas, en 1796, Venezuela con 2500 europeos (más 8500 milicianos), Nueva Granada 3600 (más 8400 irregulares) y Filipinas 5500 veteranos y 12 200 milicianos.


Guevara Baro, Manuel (2007). Venezuela en el tiempo: cronología desde la Conquista hasta la fundación de la República. Caracas: Los libros de El Nacional. ISBN 9789803883584. OCLC 550604852. Consultado el 13 de febrero de 2014.


Hernández González, Manuel, Grupo de Investigación de Historia de la Educación y Representaciones (HEDURE): UN EPISODIO ENIGMÁTICO DE LA PRIMERA REPÚBLICA VENEZOLANA: LA CAPITULACIÓN DE MIRANDA Y EL PAPEL DE BOLÍVAR Y LOS RIVAS, pág. 107.


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«Panteón nacional - "Templo de la Patria"».
Bibliografía
Este artículo incorpora texto de la undécima edición de la Encyclopædia Britannica, una publicación que se encuentra en el dominio público. En él se cita la siguiente bibliografía:
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Zeuske, Michael (2004). Francisco de Miranda y la modernidad en América. Madrid: Fundación Mapfre Tavera. ISBN 84-8479-047-9.
Enlaces externos


Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Francisco de Miranda.
Wikisource contiene obras originales de o sobre Francisco de Miranda.
Francisco de Miranda en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Gobierno bolivariano de Venezuela. Ministerio del Poder Popular para la Cultura. «Colombeia digital. Archivos del General Francisco de Miranda». Consultado el 29 de julio de 2013.
«Francisco de Miranda». Biblioteca virtual «Miguel de Cervantes». Consultado el 29 de julio de 2013.

Precedido por:
Cristóbal Mendoza Jefe Supremo de Venezuela
1812 (designado por el Congreso) Sucedido por:
Simón Bolívar


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