Primer Golpe



En el rol de "herederos del Ejército Libertador" los comandantes del 4F produjeron una rebelión armada, como un llamado a salvar la nación y un derecho de revolucionarios



El 3 de febrero de 1992, un día antes de salir para Caracas para poner en ejecución el golpe militar del 4 de febrero, el comandante Hugo Chávez Frías, jefe máximo de la insurrección militar, escribió una proclama en la que explicaba a los insurrectos algunas de las razones que motivaban el alzamiento:

"La acción militar que se llevará a cabo inmediatamente tiene como propósito desalojar del gobierno a quienes han envilecido paulatinamente el alma de nuestra República de Venezuela.
Nosotros, como militares herederos del Ejército Libertador, no podemos permanecer indiferentes a lo que hoy sucede. El inmenso grado de corrupción que plaga todas las esferas de nuestro país, la gran cantidad de privilegios con que cuentan algunos, la falta de castigo a las personas que todos sabemos culpables de haber tomado indebidamente dineros públicos, las políticas económicas que colocan en posición deplorable a los venezolanos más sencillos, la venta a consorcios extranjeros de nuestras empresas fundamentales, la imposibilidad que tiene la gran mayoría de los venezolanos para satisfacer sus necesidades básicas, la ineficiencia del sistema y de todos los servicios públicos y en fin el desconocimiento de nuestra soberanía en todos los terrenos, nos fuerzan a tomar una acción destinada a reivindicar la democracia.
El Presidente de la República no es una persona confiable para representar el país en las negociaciones sobre el Golfo de Venezuela, dice una cosa un día y otra al día siguiente... Nadie puede tener seguridad en sus afirmaciones.
La renovación de la democracia son motivos más que suficientes para emprender la acción de las armas, y son ideales por los cuales vale la pena asumir un riesgo hasta el sacrificio.
Si nuestro movimiento resulta triunfante, le entregaremos el poder a nuestro pueblo para que vivamente lo ejerza. Si nuestro movimiento no llegare a alcanzar los objetivos deseados, sabemos que la mentira se utilizará para descalificarnos.
A la víspera de nuestra acción, esperamos que los venezolanos ejerzan, como en seguida lo haremos nosotros, el derecho constitucional a la rebelión, y deseamos que nuestros compañeros de armas ubicados en el pensamiento y en la acción del Padre de la Patria sean capaces de asumir una conducta cónsona con los ideales de Simón Bolívar".

La acción se ejecutaría unas horas después pero no se cumpliría el objetivo de derrocar al Gobierno. La justificación que utilizarían los insurrectos sería el haber actuado en apego al artículo 250 de la Constitución de 1961, que establecía que "todo ciudadano, investido o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el reestablecimiento de la efectiva vigencia de la Constitución." En palabras del propio Hugo Chávez, se habían apoyado en el derecho a la rebelión. Este concepto más tarde sería consagrado en el artículo 350 de la Constitución Bolivariana pero no aplicaría para quienes luego esgrimieron el mismo principio en contra del gobierno de Chávez, alegando las mismas razones.

La proclama a la rebelión y llamado a las armas, escrita por el hoy Presidente de la República, forma parte del extenso expediente recopilado por el abogado Gustavo Cedillo Vaz, quien fuera llamado el 5 de febrero de 1992 junto a su colega, el coronel Luis Moros Ghersi, para ocuparse de la defensa del personal militar que se encontraba detenido por la insurgencia del día anterior.
10 años conspirando

Un día antes del levantamiento el líder de la
rebelión escribió un manifiesto en el que reivindicó
el derecho a insurgir contra un Estado que viola la Constitución (Foto Archivo)
Uno de los elementos que contradicen el concepto de rebelión, como una acción que se produce por determinadas condiciones coyunturales sociales y políticas, es el hecho de que el movimiento liderado por Chávez había sido fundado el 17 de diciembre de 1983, casi diez años antes de la insurrección, por un grupo de oficiales que juraron dignificar la carrera militar y luchar contra la corrupción. Toda la organización estaría basada en la formación de un pensamiento político con fundamento en los textos e ideas de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora.

El movimiento se inicia y progresa en lo que se denominaron loscírculos de estudio para presentar, discutir y analizar una nueva ideología aplicada a la problemática del Ejército, de las Fuerzas Armadas y la situación política nacional. Más adelante, el grupo de oficiales se fue consolidando en torno a un movimiento interno alimentado por la corriente bolivariana. La sede fue la Academia Militar de Venezuela. Paralelamente a este movimiento se formó otro grupo de oficiales de mayor antigüedad que se denominaba ARMAS (Asociación Revolucionaria de Militares Socialistas), donde estaban los oficiales Carlos Santiago Ramírez, Ramón Santeliz Ruiz, y el fundador del movimiento, ya retirado, el teniente coronel William Izarra. De este grupo había uno solo inserto en el MBR-200 y era el entonces mayor Francisco Arias Cárdenas.

La idea de una revolución cívico-militar era el punto central y la razón de ser del MBR200. No era una idea nueva. Como lo ha referido el investigador Alberto Garrido, el proyecto de una revolución cívico-militar data de 1957, cuando el brazo armado del Partido Comunista "caracterizó que las Fuerzas Armadas Venezolanas no se encontraban ideologizadas y era posible trabajar en su seno, además de que buena parte de sus integrantes provenían de sectores desvalidos de la población".
El Porteñazo y el Carupanazo fueron dos manifestaciones posteriores de ese proceso y más tarde los sectores más radicales, que son expulsados del Partido Comunista, por seguir la vía de la lucha armada y oponerse a la política de "coexistencia pacífica" llevada por la URSS, retoman la tesis de infiltrar las FAN y varios de sus líderes se vinculan con el MBR-200.
De acuerdo con informes de inteligencia incluidos en el expediente aportado por el abogado Gustavo Cedillo, los jóvenes militares se formaron en el llamado Plan Andrés Bello, cuyo iniciador fue el entonces Director de la Academia Militar, el general Jorge Osorio. De esa semilla ideológica salieron los oficiales más críticos, basándose en la máxima: "Un soldado hace la defensa y contribuye al desarrollo debiendo para ello interactuar con lo político". Con ello se trataba de borrar la imagen autocrática del militar implantada en la década 1948-1958. Todos los oficiales que participaron en el 4F se formaron bajo ese Plan Andrés Bello, siendo la promoción de Chávez (1975) y la de Arias Cárdenas (1974) las más utilizadas en la formación de la futura oficialidad. Siendo oficiales subalternos fueron designados profesores o instructores en la Academia Militar y es a través de la Cátedra Bolivariana cómo van lograr captar a los cadetes que al llegar a oficiales celebran reuniones no vigiladas, dentro y fuera de su Academia.
Esa formación con apertura hacia la política hace que algunos vayan a las universidades en estudios de postgrado: Chávez a un Magíster en Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar, Arias Cárdenas un Magíster en Historia Latinoamericana, en la Universidad Javeriana de Bogotá, Jesús Miguel Ortiz Contreras un Magíster en Administración de Empresas en la Universidad de Los Andes, luego ingresaría a realizar sus cursos de Estado Mayor en la Escuela Superior del Ejército. La captación de jóvenes oficiales fue enorme y de allí la cantidad de comprometidos en las actuaciones del 4F y posteriormente del 27N.
Ocho comandos
La acción militar llevada adelante por los comandantes bolivarianos había comenzado su organización 10 años antes y arrastraba una influencia ideológica de los movimientos cívico-militares de los sectores de izquierda más radicales del país. Estos movimientos habían entendido que una insurreción armada no era posible sin la participación de quienes tenían las armas.

Es así que la toma del poder por la vía de una acción militar finalmente se produjo bajo la forma de ocho comandos: los teniente coroneles Hugo Chávez Frías y Joel Acosta Chirinos, fueron los responsables del comando de Caracas. Francisco Arias Cárdenas tuvo la conducción del comando Guajira, conrrespondiente al estado Zulia; Jesús Ortiz Contreras y Jesús Urdaneta Hernández asumieron la dirección del comando Jirahara que cubría Aragua y Carabobo. Además formaron parte del levantamiento otros cuatro comandos: Timotocuica, que correspondía a Mérida y Táchira; Varyna que cubría Barinas y Apure; Cumanagoto de la zona de Oriente; y Piaroa de Bolívar y Amazonas. Aparentemente estos últimos cuatro comandos saldrían luego de que se conociera el triunfo en Caracas, otras versiones señalan mala coordinación y fallas de comunicación y transporte en esas zonas. Estos comandos no salieron el 4F pero figuran en los expedientes correspondientes. En el expediente no se señala quiénes fueron los líderes o comandantes naturales en esas regiones, pero entre ellos se menciona al actual comandante del Ejército Raúl Baduel.




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