
En la fotografía de Francisco Edmundo “Gordo” Pérez, los signatarios del Pacto de Punto Fijo. De izquierda a derecha: Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera
El viernes 31 de octubre de 1958 se reunieron en la quinta Punto Fijo, propiedad de Rafael Caldera, ubicada en la urbanización Las Delicias de Sabana Grande, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios, por AD; Jovito Villalba, Ignacio Luis Arcaya y Manuel López Rivas por URD; y por Copei participaron Pedro del Corral, Lorenzo Fernández y, por supuesto, Rafael Caldera.
Allí se diálogo y se acordó sentar las bases del sistema democrático representativo, permitir la gobernabilidad luego de las elecciones de diciembre de ese año 58. Y así fue. Cada quién a lo suyo. Los militares a los cuarteles a defender la patria y los civiles a construir la democracia.
Los 40 años transcurridos entre 1958 y 1998 fueron muy dinámicos en materia política y electoral.

Primera página del diario El Nacional, 1 de noviembre de 1958
No obstante, la suspensión por un tiempo de las actividades políticas del PCV y el MIR, que optaron por la lucha armada influenciados por el “fenómeno cubano”, en los años 60 en Venezuela los partidos se multiplicaron.

La política de pacificación de Caldera, a finales de la década, marcó el regreso al ruedo del PCV y el MIR, así como a la creación de nuevos movimientos, como el MAS, por ejemplo.
En los 70 y 80, AD y Copei concentraron la mayor parte de los votos, hasta que la crisis política de los 90 castigó y de nuevo otros actores, más militares que políticos, aparecieron.
Hay tres claras etapas en la historia electoral después de 1958: la primera, entre 1958 y 1973, caracterizada por un sistema político cada vez más fraccionado en lo que respecta a número de partidos y sus respectivas votaciones.

Caldera, Villalba y Betancourt sonríen después de sellar el acuerdo de gobernabilidad
La segunda etapa, entre 1973 y 1993, en la que Acción Democrática y Copei tuvieron las más altas votaciones. La descentralización fue otro de los logros que permitió un ejercicio político más pleno en esos años.
Por último, el quinquenio de 1993-1998, cuando el sistema político entró en crisis arrastrando a los dos grandes partidos. Siempre colocando como prioritario el derecho de la población de elegir a través del voto, e incluso con la participación en la contienda electoral de quienes tuvieron en su haber dos intentonas de golpe.

Un pacto que mantuvo diferencias pero con respeto
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