Luis ROCHE



Roche, Luis
Caracas 20.11.1888 —Montreux (Suiza) 16.6.1965

Urbanista y empresario. Hijo del comerciante en telas de origen franc茅s Emilio Roche y de Blanca Jacquin. Realiz贸 sus estudios primarios y secundarios en Par铆s; en 1904, comenz贸 a trabajar con su padre en el almac茅n de Roche y Compa帽铆a, situado en Caracas, de Gradillas a Sociedad. Autodidacta en urbanismo, comenz贸 sus actividades de promotor inmobiliario en asociaci贸n con Juan Bernardo Arismendi, con la construcci贸n de unas casas en el barrio caraque帽o de Ca帽o Amarillo (1924); siempre en asociaci贸n con Arismendi, con la construcci贸n de San Agust铆n del Norte, en la antigua Yerbera (1925). 

Con el Banco Obrero, llev贸 a cabo el proyecto de San Agust铆n del Sur (1928) y finalmente, dise帽贸 y realiz贸 las urbanizaciones caraque帽as de La Florida (1929), Don Bosco (1935), Los Caobos (1939) y Altamira (1943) y construy贸 la Gran Avenida (1955). Contribuy贸 al embellecimiento de Caracas, concibiendo proyectos cada vez m谩s ambiciosos. Es as铆, por ejemplo, como las calles de San Agust铆n del Norte tuvieron 17 m de ancho, en contraste con las calles de 7 m de la vieja Caracas; las de La Florida 20 m y las de Altamira 24 m. 

Fue el primero, en la Florida, en sembrar 谩rboles en todas las calles de una urbanizaci贸n. Pens贸 mucho en la Caracas del futuro, predijo que llegar铆a a tener 4.000.000 de habitantes. Embajador de Venezuela en Argentina (1948), inici贸 en 1952 la Fundaci贸n Luis Roche que financi贸 el Instituto de Investigaciones M茅dicas, de 1952 a 1958, donde se realizaba investigaci贸n sobre medicina del ambiente. Fue autor de un libro, Sur Am茅rica vista por un venezolano, as铆 como de un interesante documental cinematogr谩fico, Caracas, eterna primavera (1938-1945).

Autor: Marcel Roche
Bibliograf铆a directa: Roche, Luis. Sur Am茅rica vista por un venezolano. 2a ed. Buenos Aires: Imprenta L贸pez, 1949.

Historias con calle: Luis Roche

Una de las principales arterias viales del este de la ciudad, la avenida Luis Roche, lleva este nombre gracias a todos los aportes que hizo este venezolano a la arquitectura de nuestro pa铆s. La belleza de la cual disfrutamos hoy en urbanizaciones como La Castellana, Altamira o La Florida, es producto de la creatividad y visi贸n que tuvo Luis Roche al momento de sacar adelante toda una ciudad pensando siempre en el futuro.

Luis Roche Jacquin, empresario venezolano y urbanista autodidacta, naci贸 en Caracas el 20 de noviembre de 1888. Su padre fue el comerciante de telas franc茅s, Emilio Roche y su madre, Blanca Jacquin. Su familia francesa le coste贸 una buena educaci贸n primaria y secundaria en Par铆s, lugar donde adquiri贸 la mayor de sus influencias.

Sus actividades inmobiliarias las empez贸 junto a Juan Bernardo Arismendi en los sectores de Ca帽o Amarillo, San Agust铆n del Norte y del Sur; esto para el a帽o 1928, plena 茅poca gomecista. Por primera vez las calles de Caracas empezaban a tener alrededor de 17 metros de ancho. En comparaci贸n a los 7 reducidos metros de ancho, recurrentes en las calles de la ciudad, esto era una novedad. Despu茅s de estos proyectos donde recab贸 gran experiencia, continu贸 volc谩ndose hacia el este de la ciudad. Hizo con gran calidad paisaj铆stica las urbanizaciones de La Florida, con amplias calles de 20 metros, y que adem谩s definieron como «un jard铆n en Caracas»: el primer suburbio jard铆n construido en la capital. Continuaron luego con Don Bosco, Los Caobos y Altamira, para el a帽o 1943, donde las calles se ensancharon hasta 24 metros.

En aquellos a帽os donde la ciudad iba aumentando en tama帽o hacia el este, Luis Roche no solo estaba construyendo urbanizaciones, sino que estaba construyendo verdaderos hogares. Por su ya reconocida labor como urbanista, se le incorpor贸 en tareas p煤blicas de la administraci贸n de Eleazar L贸pez Contreras. El primer objetivo a trav茅s de la comisi贸n t茅cnica creada el 21 de mayo de 1936, era, seg煤n la Memoria de la Gobernaci贸n del a帽o siguiente, plantear la circulaci贸n, tanto de peatones como veh铆culos, en cuesti贸n de «Regulaci贸n y descongesti贸n del tr谩nsito en el centro de la ciudad de Caracas; estacionamiento de veh铆culos de pasajeros, de carga y otros; regulaci贸n de autobuses; adopci贸n del sistema de se帽ales luminosas y dem谩s problemas del tr谩nsito en general».

En el a帽o 1943, Luis Roche adquiere de Ana Cecilia Branger y Teresa Sagarzazu, 110 hect谩reas de la hacienda El Para铆so, para desarrollar la urbanizaci贸n Altamira. Con ese objetivo Roche crea la empresa Altamira, C.A. En 1944 solicita al Concejo Municipal una autorizaci贸n para realizar el parcelamiento y dar, as铆, inicio a la venta de terrenos, que se ofrec铆an, imag铆nese, a Bs. 25 el metro cuadrado. El proyecto consideraba espaciosas avenidas, una plaza con un obelisco y jardines. Al a帽o siguiente, el 5 de julio, se inaugura el Obelisco de la Plaza Francia en la urb. Altamira. Fue construido por la firma Mart铆n Hermanos. 


Luis Roche contempl贸, siempre, que Caracas ser铆a una ciudad que albergar铆a a 4 millones de personas. Esta visi贸n le funcion贸 para tomar el 茅xito por sus propias manos y compartirlo con todos los caraque帽os. Su legado lo podemos disfrutar, a煤n en el 2019, todos los que usamos los espacios que este insigne venezolano en alg煤n momento se imagin贸.


Luis Roche, desde una quinta en La Florida.


Los archivos fotogr谩ficos se alimentan tambi茅n de documentos hist贸ricos que acompa帽an muchas veces a las fotograf铆as. En esta entrega, la primera de una serie de portafolios del Archivo Fotograf铆a Urbana, el autor cuenta sobre el crecimiento de la zona residencial caraque帽a y sobre la labor de Luis Roche en el desarrollo de la ciudad a partir de un documento de compra-venta que firma el reconocido urbanista

“A nuestros pies se extiende un apacible y dulce valle. En un extremo la vieja ciudad colonial con los techos rojos y grises de sus 40.000 casonas. Luego el magn铆fico rosario de sus modernas urbanizaciones en que los claros chalets juegan escondite dentro las arboledas. Y m谩s all谩 en fin, los verdes ca帽averales tejen al valle un manto esmeraldino”.
Luis Roche, Sur-Am茅rica vista por un venezolano (1949)

1. Ha llegado a mis manos, a trav茅s del Archivo Fotograf铆a Urbana, un documento de venta de un terreno en el sector La Florida, perteneciente a la parroquia El Recreo; el lote de 2.400 metros cuadrados fue vendido, en 1929, por la Sociedad Arismendi y Roche, por bol铆vares 48.000.

Si bien las aceras brotadas y la basura desperdigada, a los pies de 谩rboles ti帽osos, es la imagen m谩s reciente que tengo de la urbanizaci贸n de hoga帽o – sobre todo ahora que soy vecino de Las Palmas – esas escrituras me hacen evocar mis propias reminiscencias de La Florida. All铆 iba con mam谩, en la d茅cada de 1960 de mi infancia, a dispendiosas pi帽atas de una familia de apellido altisonante; dada la amistad entra帽able, ellos mandaban al chofer a recogernos a nuestra modesta casa en San Bernardino, cuyo garaje permanec铆a vac铆o a la saz贸n. Al arribar a la avenida Los Mangos –todav铆a no por la Cota Mil, sino seguramente a lo largo de la avenida Andr茅s Bello– contemplaba yo con mam谩 aquellas quintas majestuosas de fachadas empedradas y ventanales amplios, enrejados m谩s por decoraci贸n que por seguridad; bordeando los parterres presididos por pinos y cipreses, los driveways exhib铆an Pontiacs y Fords, Chevrolets y Mercedes rutilantes por igual. Al comentar con mam谩 sobre la abundancia de 谩rboles en calles y avenidas, recuerdo que el chofer intervino, con espontaneidad dicente de su gentilicio capitalino, para afirmar que La Florida, “con calles de veinte metros de ancho”, hab铆a sido “la primera urbanizaci贸n propiamente arbolada, construida por don Luis Roche”.

Documento compra-venta de terreno en La Florida | Archivo Luis Roche. Imagen del Archivo Fotograf铆a Urbana

Acaso el nombre se habr铆a desvanecido en mi memoria infantil, de no haber reaparecido en ocasionales visitas a casa de t铆a Alicia en Altamira. All铆 se hab铆a mudado la hermana mayor de mam谩, en el primer 茅xodo de la familia, nucleada toda en torno a San Bernardino hasta comienzos de la d茅cada de 1950. Seguramente el esposo de t铆a Alicia, pr贸spero empresario de la clase media en ascenso, fue de los primeros en comprar en la urbanizaci贸n que, al asistir a aquellos cocteles selectos, se me hac铆a a煤n m谩s chic que La Florida. A la umbrosa calle donde viv铆a t铆a Alicia, en lo m谩s n贸rdico de lo hasta entonces urbanizado, se llegaba despu茅s de bordear la plaza rematada por el edificio Altamira, de Arturo Kahn, y presidida por el obelisco; junto a los espejos de agua y las jardineras multicolores, aquel conjunto conform贸 una de las primeras postales metropolitanas que conservo en mi memoria infantil. Y est谩 sellada por un comentario de pap谩: al concluir una de esas reuniones, mientras esper谩bamos un taxi en un peque帽o quiosco al borde de la plaza, lo recuerdo saludando aquel cuidado mobiliario citadino; a帽adi贸 entonces, quiz谩 llevado por el reciente fallecimiento del promotor en Suiza: “me quito el sombrero: Luis Roche sab铆a hacer urbanizaciones”.

2. Por aquel tiempo infantil de las pi帽atas en la quinta de La Florida, prolongado con los cocteles en casa de t铆a Alicia, no sab铆a yo que Luis Roche Jacquin (1888-1965) era, primordialmente, un empresario venezolano y urbanista autodidacta. Nacido en Caracas, su familia francesa le coste贸 una educaci贸n primaria y secundaria en Par铆s, capital de la Belle 脡poque que seguramente vivi贸 a plenitud. Tras alg煤n tiempo en el negocio Roche y Compa帽铆a, ubicado de Gradillas a Sociedad, en aquel centro que se desperezaba al promediar el gomecismo, comenz贸 sus actividades inmobiliarias con Juan Bernardo Arismendi en la urbanizaci贸n de los sectores caraque帽os de Ca帽o Amarillo (1924), San Agust铆n del Norte (1925) y San Agust铆n del Sur (1928); en este 煤ltimo, con el reci茅n creado Banco Obrero, las calles tuvieron por vez primera 17 metros de ancho, por contraste con los siete imperantes en aquel centro hist贸rico cuyas limitaciones bien conoc铆a don Luis. Ya innovadora en esos proyectos tempranos, la calidad paisaj铆stica de las urbanizaciones de Roche fue mejorada a煤n m谩s en La Florida (1929), tambi茅n emprendida con Arismendi, con amplias calles de 20 metros; Don Bosco (1935), Los Caobos (1939), Altamira (1943) – donde las calles se ensancharon a 24– y finalmente la Gran Avenida (1955).

Urbanizaci贸n La Florida, Caracas | Autor desconocido. Imagen Archivo Fotograf铆a Urbana

En aquellos a帽os de la expansi贸n caraque帽a hacia el este, la cual visti贸 con el mejor paisajismo, Roche no solo constru铆a urbanizaciones, sino que particip贸 en el debate mismo sobre las pautas del crecimiento urbano, el cual fue catalizado por la muerte de Juan Vicente G贸mez. Acaso anticip谩ndose a sus efectos potencialmente revolucionarios, el Benem茅rito hab铆a pospuesto cualquier discusi贸n sobre los cambios para la capital; pero tras su fallecimiento en diciembre de 1935, el debate floreci贸 en la prensa nacional, a la vez que art铆culos relacionados con el tema aparec铆an en publicaciones especializadas. As铆, por ejemplo, los ensue帽os y las fantas铆as reprimidos por tantos a帽os comenzaron a despertar en las ut贸picas propuestas de Ramiro Nava, visionario abogado y arquitecto que lleg贸 a ser conocido como el Julio Verne venezolano. Como parte de su ambicioso plan «Bloque de Oro» –publicado en El Universal desde enero de 1936– el que fuera representante de Maracaibo ante el Congreso de Municipalidades de 1911, ya hab铆a propuesto la creaci贸n tanto de un Banco Nacional Hipotecario Urbano como de un Banco Social. Pero las m谩s extravagantes y fantasiosas ideas de Nava aflorar铆an en las propuestas para la restaurada capital de L贸pez Contreras, siendo incluidas en su «Plan Ramironava», que intentaba ser un paso adelante en relaci贸n al supuestamente t铆mido y abstracto programa gubernamental.

Hubo otras propuestas menos ambiciosas pero m谩s realistas para reacondicionar el centro caraque帽o y vincularlo con los suburbios del este. D铆as despu茅s de presentar el general L贸pez Contreras su “Programa de febrero”, apareci贸 en El Universal un an贸nimo «Proyecto de ensanche para Caracas. C贸mo resolver el primer problema de congesti贸n de tr谩fico», en el cual afloraba la queja por el hecho de que el gobierno de G贸mez no hab铆a invertido en la capital ni la mitad de los millones gastados en Maracay. El centro enfrentaba dificultades funcionales, sanitarias y de tr谩fico; este 煤ltimo ya no pod铆a resolverse con una nueva organizaci贸n del tr谩nsito, sino solo mediante la transformaci贸n de una de las calles tradicionales en gran avenida. Aparte de ser una soluci贸n para la circulaci贸n, esta ampliaci贸n era una exigencia de estatus urbano: «Caracas es y seguir谩 siendo un pueblo grande mientras no se proceda a un ensanche de por lo menos una de sus calles, ensanche que permitir谩 entonces llamarla ciudad…». Adem谩s de la propuesta para construir una avenida de veintis茅is metros de ancho, que comenzaba al sur del centro y segu铆a hacia el este de Caracas, se conclu铆a apelando a la experiencia t茅cnica de los urbanistas para poder emprender los cambios necesarios.

Una semana m谩s tarde, el 4 de marzo de 1936, Luis Roche se apresur贸 a publicar su posici贸n en el mismo peri贸dico. En «Embellecimiento de Caracas», el conocido urba­nizador resaltaba no solo las dificultades circulatorias, sanitarias y funcionales de la capital, sino tambi茅n el deterioro ambiental causado por la invasi贸n de autos y la desenfrenada instalaci贸n de nueva infraestructura. As铆 por ejemplo, a pesar de que en 1924 se hab铆a aprobado una ordenanza que regulaba la ubicaci贸n de postes en las aceras, la mara帽a de cables y postes el茅ctricos le daban a las calles caraque帽as la imagen de una «selva virgen». Aparte de algunas recomendaciones para el desarrollo sanitario y financiero de la capital, el elemento m谩s importante en la propuesta de Roche se relacionaba con el dise帽o de nuevas v铆as que parec铆an imitar los ejemplos de Nueva York y Par铆s. Por una parte, se planteaba la consolidaci贸n de la llamada carretera del Este, el camino cuasi rural que conectaba los suburbios burgueses ubicados al este del centro; esta columna vertebral de la capital del ma帽ana habr铆a de ser acondicionada para desempe帽ar su papel de «Broadway caraque帽o». Por otra parte, el centro hist贸rico ser铆a atravesado en el sentido este-oeste por la nueva avenida Sim贸n Bol铆var, cuya secci贸n de 36 metros estaba expl铆citamente inspirada en el ejemplo de los Campos El铆seos. Despu茅s de todo, los recuerdos de sus a帽os parisinos parec铆an prevalecer en la propuesta de Roche, al menos en los t茅rminos de simbolismo desplegado en el nuevo eje c铆vico: con la incorporaci贸n de un monumento dedicado a Bol铆var en el paseo El Calvario, al oeste de la ciudad, «los transe煤ntes podr铆an contemplar muchas tardes, como sucede con el Arco de Triunfo de la Estrella en Par铆s, el monumento en la apoteosis fulgurante de las puestas de sol».

3. Su ya reconocida labor como promotor y urbanizador, as铆 como su participaci贸n en aquel debate en la expansi贸n caraque帽a, le valieron a Roche la incorporaci贸n en tareas p煤blicas de la administraci贸n lopecista. As铆 ocurri贸 con el tr谩fico capitalino, primer objetivo atacado a trav茅s de la Comisi贸n T茅cnica creada el 21 de mayo de 1936, en la que participara junto a los empresarios Ra煤l Dom铆nguez, Oscar Augusto Machado, y el arquitecto Manuel Mujica Mill谩n. Esta comisi贸n deb铆a, seg煤n la Memoria de la Gobernaci贸n del a帽o siguiente, abordar la circulaci贸n de peatones y veh铆culos, en t茅rminos de «Regulaci贸n y descongesti贸n del tr谩nsito en el centro de la ciudad de Caracas; estacionamiento de veh铆culos de pasajeros, de carga y otros; regulaci贸n de autobuses; adopci贸n del sistema de se帽ales luminosas, y dem谩s problemas del tr谩nsito en general».

Plaza Altamira, cortes铆a del autor

Junto a sus labores urbanas, Luis Roche asumi贸 la embajada de Venezuela en Buenos Aires durante el a帽o de 1948. El reporte de esa experiencia, as铆 como de sus viajes continentales, est谩 recogido en la segunda edici贸n de Sur-Am茅rica vista por un venezolano (1949); originalmente publicado en 1945, ese libro cobra valor de cr贸nica internacional, al poner los cambios de Caracas en perspectiva con sus cong茅neres latinoamericanas.

La din谩mica transformaci贸n de la capital de L贸pez Contreras y Medina Angarita tambi茅n atraviesa libros de viaje del per铆odo; desde la gu铆a Venezuela (1939), de la escritora norteamericana Erna Fergusson, hasta Democracia en Venezuela (1943), del dramaturgo colombiano Luis Enrique Osorio, pasando por Venezuela. A Democracy (1940), de Henry Justin Allen, gobernador y senador republicano por el estado de Kansas. Al igual que Roche, esos autores saludaron las reformas institucionales y tecnocr谩ticas posteriores al gomecismo, as铆 como tambi茅n los vertiginosos cambios de la capital bullente y expansiva. Si bien Osorio not贸, por ejemplo, que la expansi贸n no era comparable «con el impulso fabril de Chicago o Nueva York, ni con la fiebre comercial de otras grandes urbes», los cambios sociales s铆 eran m谩s evidentes que en Bogot谩. De manera an谩loga, al regresar de sus viajes suramericanos, Roche confirm贸 asimismo que, como en “magn铆fico rosario”, las urbanizaciones caraque帽as no s贸lo eran m谩s lujosas que las bogotanas, sino que incluso eran mejores que algunas existentes en Buenos Aires, aunque Caracas en conjunto luc铆a pueblerina al compararla con la metr贸poli austral.

No obstante lo corto de su embajada en “la inmensa Buenos Aires”, los cambios de Caracas eran incesantes: don Luis no pudo dejar de advertir que las obras del nuevo aeropuerto epitomaban el “hervidero de progreso” que era la Venezuela de entonces, al tiempo que la urbanizaci贸n del litoral har铆a de su capital “la perla del Caribe”. El valle mismo le caus贸 la impresi贸n de una “ciudad bombardeada”, en vista de la cantidad de obras en marcha; ello le hizo al urbanista se帽alar, con tono algo prof茅tico, que despu茅s de su largo estancamiento de entre siglos, Caracas “va mejorando a cien por hora ¡sin que, a Dios gracias, nadie piense en ponerle multas por exceso de velocidad!”. Y s铆 habr铆a multas en el largo plazo, como evidenciar铆a la capital venezolana desde la segunda mitad del siglo; pero para el tiempo de don Luis, ese “torbellino de progreso” solo era al costo de la “escasez de viviendas” y la “congesti贸n de tr谩nsito”, que eran enfermedades de las urbes seculares.

Urbanizaci贸n La Florida, Caracas | Autor desconocido. Imagen Archivo Fotograf铆a Urbana

4. Allende las impresiones de viaje, y asumiendo con sobrado derecho su condici贸n de “urbanista”, Roche explic贸 al p煤blico lector el procedimiento de urbanizaci贸n y lotificaci贸n de terrenos seguido en ese entonces en la ordenaci贸n venezolana:

“En Venezuela, el urbanizador est谩 obligado a construir inmediatamente a sus solas expensas, no solamente las calles con su piso asf谩ltico de primer orden y sus aceras, sino tambi茅n todos los servicios generales: acueducto, red de tuber铆as para aguas negras, alumbrado, etc., y el municipio no otorga los permisos para iniciar las ventas antes de que los planos hayan sido debidamente aprobados, ni el de comenzar la fabricaci贸n de casas antes de estar terminados todos los trabajos”.

Al tomar como ejemplo el caso de Altamira – cuya apertura hacia el sur recuerda la porte帽a avenida 9 de Julio – continu贸 el urbanista:

“Ese parcelamiento posee una entrada, hecha por la misma Compa帽铆a que lo desarroll贸, formado (sic) por una plaza de 28.000 metros cuadrados, adornada por un elegante obelisco que surge en medio de un verdadero ramo de fuentes, por un precioso espejo de agua y por tal multitud de flores que, para adornar plazas y avenidas, fueron sembrados m谩s de 12.000 bulbos. Tras la plaza y formando un admirable tel贸n de fondo, las soberbias serran铆as en toda su majestad”.

Urbanizaci贸n La Florida, Caracas | Autor desconocido. Imagen Archivo Fotograf铆a Urbana

Al leer esa postal de Altamira, de su plaza y del tel贸n de fondo avile帽o, escrita por el mismo art铆fice de la obra, sent铆 que me retrotra铆a a las impresiones adolescentes durante las excursiones a casa de t铆a Alicia. Sobre todo porque el punto de vista del autor, como el m铆o entonces, describe el conjunto como arribando desde la avenida Francisco de Miranda; en medio de un paisaje edilicio menos construido, ello tornaba la plaza y su envolvente m谩s espectaculares que en d茅cadas posteriores, cuando al menos yo, suelo desembocar en la rebautizada plaza Francia a lo largo de las avenidas colectoras bajantes de la Cota Mil.

Reminiscencia semejante sent铆 al don Luis resaltar, en ese mismo libro, de modo tan sucinto como sugerente, que en el “magn铆fico rosario” de modernas urbanizaciones caraque帽as, “los claros chalets juegan escondite dentro las arboledas”. Esa frondosidad natural envolvente del se帽or铆o edilicio es una como respuesta del urbanista a la impresi贸n infantil que intent茅 transmitir a mam谩 cuando arrib谩bamos a La Florida, para aquellas pi帽atas en una quinta que, se me ocurre fantasear, pudo haber sido construida en el terreno de estas escrituras hoy llegadas a mis manos.

Urbanizaci贸n La Florida, Caracas | Autor desconocido. Imagen del Archivo Fotograf铆a Urbana


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